Los presidentes de Rusia y de Turquía, Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan, anunciaron un acuerdo de alto el fuego para detener los combates del Ejército turco y rebeldes aliados contra tropas sirias y rusas en el norte de Siria.

Luego de conocida la decisión, una tensa calma prevalecía en el último bastión rebelde de Siria, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Tras reunirse durante seis horas en Moscú, Putin y Erdogan acordaron una tregua y confiaron en que pueda poner fin al sufrimiento de cientos de miles de civiles desplazados por los combates.

La cumbre en el Kremlin era vista como la última oportunidad para terminar con la catástrofe humanitaria resultante de una escalada de hostilidades que además amenazaba con derivar en un enfrentamiento militar directo entre Rusia y Turquía.

El acuerdo contempla establecer un amplio corredor de seguridad de 12 kilómetros a lo largo de la autopista M4, que corre del este al oeste de Siria y pasa por Idlib.

El corredor estará patrullado conjuntamente por tropas rusas y turcas a partir del 15 de marzo.

Putin dijo que el tratado con Erdogan fue rubricado en un documento conjunto. El pacto alcanzado servirá “como buena base para terminar con los enfrentamientos en la zona de distensión de Idlib, para poner fin al sufrimiento de la población civil y para contener una crisis humanitaria creciente”, agregó.

Turquía ha sufrido fuertes bajas entre los miles de militares que ha enviado al norte de Siria desde diciembre, en su intento de frenar la ofensiva de Siria y de Rusia contra rebeldes islamistas apoyados por el Ejército turco.

La ofensiva ha causado una catástrofe humanitaria, con casi un millón de personas que han abandonado sus hogares por los combates en el mayor éxodo forzoso de personas en casi nueve años de guerra en Siria.

Éxodo forzoso. Casi un millón de personas han abandonado sus hogares desde que comenzó el conflicto. (AP)