Que una línea pueda decirlo todo. Que una sucesión de puntos tenga la fuerza de una narración. La historieta es literatura dibujada, pensaba Hugo Pratt.
Nació en Italia, cerca de Venecia, el 15 de junio de 1927. Vivió 24.518 días y dibujó más de 15 mil páginas. Con esos datos duros arranca el documental Hugo Pratt, trazo a trazo, el filme del francés Thierry Thomas que la señal Film & Arts estrenará este domingo 14 a las 19.
El historietista italiano, creador del Corto Maltés, enganchó su vida al espíritu de aventura que se respira en sus creaciones. Fue un hombre de deseos profundos, enormes, abrumadores. Un buscador de experiencias.
Decía que era un vendedor de sueños. Pero aclaraba que los sueños no son nada distinto a eso que llamamos la vida real, porque es allí donde vivimos (si se tiene el coraje de soltar amarras).
No coloreaba sus dibujos porque no quería perder tiempo, cuenta en el documental Patrizia Zanotti, la mujer de origen argentino que trabajó como su colorista, editora y responsable de mostrar la obra de este genio del cómic en exposiciones antológicas.
Verlo dibujar, en esta película fascinante y vertiginosa, es un milagro. El trazo rapidísimo, que no duda, perfecto, hace que algo cobre vida en el acto.
Pratt no quería perder tiempo y se dedicó a viajar de manera desesperada, buscando oportunidades de trabajo pero sobre todo vivencias. En 1949 llegó a la Argentina. Un editor se había entusiasmado con As de picas, una revista que el dibujante había creado junto a un grupo de amigos, y se los trajo a todos a Buenos Aires.
En su labor para la Editorial Abril, que publicaba la revista Hora Cero, creó historietas como El Cacique Rojo, Legión Extranjera y Sargento Kirk. Conoció a artistas argentinos como José Luis Salinas, Francisco Solano López y José Muñoz, un admirador incondicional que en el documental hace precisiones sobre la magia y las innovaciones del dibujo de Pratt.
También entabló un vínculo creativo estrecho con Héctor Germán Oesterheld, con quien colaboró dibujando Sargento Kirk (1952) y, a partir de 1957, Ernie Pike, adaptación de unas crónicas de guerra dibujadas por Pratt con textos del creador de El Eternauta.
Pratt no dejó de meterle intensidad a sus relaciones amorosas. Enloqueció, literalmente, con Gisela Dester, una joven que había sido su asistente en Buenos Aires. Durante un estancia en Londres, el historietista aguardaba su llegada con desesperación creciente. En la película se cuenta una anécdota increíble: mientras espera el arribo de la mujer que ama, se escribe a sí mismo un telegrama que dice “Llego mañana”, firmado Gisela.
A los padres de ella les producía horror el plan de su hija de casarse con Pratt. Era como unirse en matrimonio con una tormenta eléctrica.
Con Anne Frognier, quien en 1959 inspiró Ann de la jungla, la primera tira para la que Pratt escribió sus propios textos, tuvo una hija, Silvina, y un hijo, Jonas. En 1953 Pratt se había casado en Venecia con la yugoslava Gucky Wogerer, con quien tuvo a Lucas y Marina. Años más tarde tendría otro hijo con una mujer indígena a la que conoció en un viaje por el Mato Grosso.
Viajero existencial
De niño Pratt se había enamorado de las historias de indios del lejano Oeste y del Gran Norte de Canadá.
A los 7 años, en una playa de la isla de Lido, frente a Venecia, sufrió una insolación que le provocó una amnesia que le duró seis meses. Por decisión familiar, concurrió un tiempo a una escuela para “débiles mentales”. Quizá por eso, insinúa el filme, el Corto Maltés pierde la memoria en varios episodios o sufre un apagón mental después de una caída que lo despierta en otra dimensión.
Su palabra talismán era “aventura”. A los 13 se enroló en la Policía Colonial y viajó a Etiopía. Su padre moriría allí en 1942, en circunstancias desconocidas, dejando una profunda huella en Pratt, quien dedicó años a buscar su tumba.
Viajó sin descanso. De Londres a París, de la Argentina a la selva amazónica, de Venecia a Canadá y a la Isla de Pascua, un destino donde se instaló una temporada y donde imaginó las últimas aventuras del Corto Maltés en la ciudad perdida de Mū.
El marinero creado por Pratt, un eterno seductor de mujeres, un anarquista libertario, un héroe de historieta pensativo (es el descubridor de la interioridad en las tiras cómicas, se afirma en la película), era su alter ego y también su interlocutor. Pratt cuenta en una entrevista que se incluye en el documental que antes de empezar a dibujarlo el Corto Maltés le hacía preguntas y le pedía cosas.
Después de vivir 24.518 días y de dibujar más de 15 mil páginas, Hugo Pratt murió en Suiza el 20 de agosto de 1995. Una hermosa escena final sugiere que la muerte son puntos que se deshacen, que ya no pueden forman una línea.
Para ver
Hugo Pratt, trazo a trazo, filme del francés Thierry Thomas sobre el historietista italiano, se verá este domingo 14 a las 19 por Film & Arts. Repite el domingo 28 de junio a las 12. El canal está disponible por Cablevisión (HD 457), Directv (746), Telecentro (SD 520/HD 1086) y Movistar TV (HD 611).