Las consultas comenzaron en diciembre de 2019, cuando aumentó la alícuota de Bienes Personales y se estableció un pago agravado para el patrimonio fuera del país.

Pero, en las últimas semanas, el interés por cambiar la residencia para dejar de tributar en la Argentina se multiplicó de la mano del impuesto “a los ricos”, del caso Vicentin y de las diversas medidas cambiarias, laborales, societarias y de otra índole que traban el accionar del sector privado.

La promesa luce interesante, más aún con los incentivos que está ofreciendo Uruguay, pero las concreciones son acotadas, porque implican decisiones que tienen que ver con el estilo de vida de cada uno. 

“La mudanza fuera de Argentina tiene que ser real”. Este es el punto principal que advierten todos los tributaristas que están haciendo números para sus clientes interesados en traspasar las fronteras nacionales. 

Es decir, la persona no sólo tiene que constituir domicilio o comprar una propiedad en otro país y vivir más de 180 días, sino que su familia tiene que mudarse, conseguir colegio para sus hijos, atender su salud en el extranjero y tener afuera su actividad laboral o empresarial.  

“Para los cordobeses es una decisión muy difícil. Tiene que ser jubilado, sin hijos en edad escolar, y a esa edad tampoco están dispuestos a resignar sus afectos, familia, amigos, encuentros. Para el porteño es diferente, son otros patrimonios, es otro el ahorro, y la distancia para ir y venir de Montevideo es muy corta”, comenta la tributarista Dina Castillo, quien recibe consultas permanentes de sus clientes. 

Cambio total

“Lo importante es poder obtener la baja tributaria en Argentina. Si no, estás frito y te va a salir más caro”, advierte Gustavo Campos, socio de Impuestos de PWC Córdoba.

“La ley tiene un concepto clave, que es el centro de intereses vitales. Esto es lo más difícil de cumplir, porque no es sólo obtener la residencia”, explica.

Campos cuenta que Uruguay no es la única opción que analizan los argentinos: “Tengo varios casos que están viendo a Paraguay y a España”, puntualiza. 

“Que te den la residencia permanente en otro país, como Uruguay, que ahora lo facilita, no es suficiente. La Afip, el año pasado, cambió el criterio de residencia fiscal de Bienes Personales y ahora es más estricto, similar a Ganancias“, agrega Luciano Brunotto, del Estudio Castillo. 

“El fisco ya dijo que va a revisar todos los casos en los que se pida la residencia, así que el cambio debe ser real”, remarca.

Campos ejemplifica que el cambio de residencia fiscal puede ser atractivo para gente que ya tenía un inmueble en Punta del Este o en otro lugar.

También para empresarios pyme que ya hicieron la sucesión a sus hijos o para productores agropecuarios que pueden manejar la explotación desde afuera. 

Otro caso que ya se venía dando (más que nada, por el tipo de cambio y por el cepo al dólar) es el de emprendedores que instalan su empresa o una subsidiaria en Uruguay, en Paraguay o en otro país (el caso de Marcos Galperin, de Mercado Libre).

“Si también deciden mudarse, el tema cierra por todos lados. Ahora, con la pandemia, muchos emprendedores y empresarios probaron que pueden manejar su empresa de manera remota, así que la decisión se refuerza”, ahonda Campos.

Los sectores exportadores de servicios, que se pueden brindar desde cualquier lugar (incluso contratando empleados remotos de Argentina), son los más interesados en instalarse afuera.

Montos por considerar

Dina Castillo analizó casos de clientes y señala que, para que se justifique toda la mudanza, el patrimonio personal “debe ser superior a cinco millones de dólares en el exterior”.  

Campos opina que la opción es para gente con un capital importante, pero no necesita ser multimillonaria.

“Una persona que tiene fuera del país un patrimonio de 10 millones de dólares, que quizá no rinden nada y son activos inmovilizados, ahora tiene que pagar 225 mil dólares de Bienes Personales. Son unos 20 mil dólares por mes que le sobran para vivir fuera de Argentina”, ejemplifica.

Brunotto hace hincapié en que hay contribuyentes que multiplicaron por 10 el monto por pagar en el impuesto al patrimonio del año fiscal 2018 al de 2019.

“El año pasado, la alícuota agravada para bienes del exterior agarró a todos sin margen de maniobra porque fue a fin de año. Ahora, para que el cambio de residencia fiscal tenga impacto en 2020, el cambio tiene que ser efectivo hasta octubre”, advierte.

La alícuota agravada de hasta 2,25 por ciento implica montos muy significativos si el contribuyente argentino tiene gran parte de su patrimonio fuera del país. 

Por último, Campos señala que una cuestión no menor es la imposición de otros países y la posibilidad de eventuales modificaciones.

Sobre todo, en el impuesto a la herencia o en un potencial “impuesto de salida”, si se deciden levantar las inversiones. 

Cuáles son los beneficios

Uruguay es el país que genera mayor atractivo para los contribuyentes argentinos, por su política activa a favor de atraer residentes y empresas. 

“En ese país se tributa por la renta de fuente uruguaya, mientras que en Argentina (al igual que en casi todos los países) se lo hace por renta mundial. Es decir, mientras acá se paga por las ganancias en cualquier lugar del mundo, allá sólo se paga por lo que se genera allí”, explica Gustavo Campos, tributarista de PWC Córdoba.

En cuanto al impuesto patrimonial, si un argentino tiene la residencia fiscal en Uruguay, no tributa por los bienes fuera de ese país, “aunque seguirá pagando por lo que posea en Argentina, a través de un responsable sustituto”. 

Por los activos en Uruguay, la tasa de Ganancias es del 12 por ciento, pero tiene como beneficio que no se abona durante los primeros cinco años de residencia.

Esta “vacación fiscal” se amplió a 10 años con el decreto 163/2020 que acaba de firmar el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou.

Esta norma, además, redujo las exigencias de inversión para ser residente a unos 390 mil dólares si se trata de un inmueble o 1,6 millones de dólares de inversión y a generar 15 puestos de trabajo para una empresa. 

Otro punto que se flexibilizó fue la reducción de la cantidad de días que se viva en Uruguay, de 180 a 60, algo que para los argentinos no tendría tanta incidencia, ya que la Afip exige no estar más de medio año en el país para dejar de tributar localmente.

Incentivos. Uruguay flexibilizó medidas para atraer capitales argentinos. (Télam)