En el agro, el clima es clave: que las lluvias caigan a tiempo y con el suficiente caudal es la llave para una buena cosecha de granos. Por carácter transitivo, ayuda también a generar otro “clima”: el de negocios. Su resultado es uno de los factores esenciales para que el productor decida invertir.

Algo de eso venía sucediendo en el primer bimestre del año: las lluvias que cayeron en febrero elevaron los pronósticos productivos. A eso se sumó la baja de tasas impulsada por el Banco Central, lo que constituyó una leve brisa que había comenzado a despejar los nubarrones que oscurecían el panorama de la industria de maquinaria agrícola.

Pero ahora volvió un viento en contra que reavivó el frente tormentoso para el sector: la posibilidad, cada vez más firme, de que el Gobierno incremente las retenciones a las exportaciones de soja.

“Es algo que los fabricantes estamos viendo con preocupación. Hasta ahora veníamos bastante ilusionados, porque la cosecha pinta bien y se han lanzado acuerdos con los bancos para compras de maquinaria con tasa subsidiada. Pero un productor con menos rentabilidad y enojado es inevitable que nos perjudique”, resumió Rosana Negrini, presidenta de la empresa Agrometal, ubicada en Monte Maíz, y protesorera de la Asociación de Fabricantes de Maquinaria Agrícola y Agrocomponentes de Córdoba (Afamac).

En el caso de su fábrica de sembradoras, Negrini aseguró que el nivel de actividad de enero y febrero había sido el mejor desde 2016.

Con un diagnóstico similar, la vicepresidenta de Afamac, Luciana Mengo, comentó que el sector se había comenzado a beneficiar por el aspecto “psicológico” que brinda un cierto optimismo. “Cuando la gente empieza a notar que las tasas están bajando, renueva el entusiasmo, comienza a haber más consultas, averigua si los bancos tienen alguna oferta crediticia nueva. El motor estaba precalentando, como queriendo empezar a moverse”, repasó.

Para la socia de Silos Mengo, es esencial que se profundicen las opciones de financiamiento. Si bien destacó como positivo la mayor amplitud en el abanico de líneas de crédito para capital de trabajo, no observa lo mismo para la inversión productiva. Solicitó que, así como las empresas hicieron un esfuerzo grande para sostener el empleo en condiciones económicas muy malas, ahora debería ser el turno de que los bancos cedan parte de sus ganancias.

“Que una pyme que factura no más de 70 millones de pesos por año tenga que subsidiar una tasa a quebranto, es hacer negocios para los bancos y no para las fábricas. Todo se reactiva con una línea de créditos viable”, sintetizó Mengo.

Inoportuno

Eduardo Borri, presidente de la Cámara de Industriales Metalúrgicos de Córdoba, opinó que el momento en que resurge el debate sobre un posible aumento en las retenciones para la soja es inoportuno.

“Ocurre justo en la semana previa a Expoagro, que es una de las mayores exposiciones del sector. No sabemos aún el impacto, pero positivo seguro que no es”, mencionó el industrial.

Al frente de las empresas Metafor y Bertotto Boglione, ambas radicadas en Marcos Juárez, Borri también destacó que las tasas de interés para financiamiento venían bajando, lo que había permitido reflotar la actividad en algunos rubros; aunque señaló que en muchos casos “a expensas de la rentabilidad”.

Carga impositiva: Golpe a la inversión

El economista Juan Manuel Garzón reflejó su impacto.

U$S 1.189 millones. Es la facturación estimada de la maquinaria agrícola en 2019. El Estado, en retenciones, se llevó 4,4 veces más: 5.271 millones de dólares.
 

Expectativa. La cosecha agrícola reportaría buenos rendimientos, aunque la suba impositiva complicaría los márgenes del productor. (La Voz)