Del otro lado del teléfono, Haritz Garde está en el País Vasco, al norte de España. Como la gran mayoría de sus compatriotas, el baterista de La Oreja de Van Gogh está aislado en su casa, junto a su familia.

“Está siendo una situación complicada en el país. Estamos intentando pelear para salir de todo esto cuanto antes”, dice casi en piloto automático, dando cuenta de un tema obligado para cualquier charla (sea o no una entrevista) en tiempos de pandemia.

“Nos ha cambiado la percepción de la realidad prácticamente de un día para el otro. Como un mal sueño, ¿no?”, reflexiona el músico.

“Como dice Pablo, nuestro guitarrista, esto nos ha quebrado la realidad. Era todo normal, estábamos pensando en cómo sacar el single, el videoclip, en la gira y de repente, de un día para otro, nos vemos en casa con nuestras familias, sin poder salir, viendo en las noticias que hay miles de muertos a nuestro alrededor, que los hospitales son un caos, que se expande la pandemia. Ha sido muy repentino todo, ni lo habíamos visto venir”, describe.

“Hemos tenido que ir asimilando y entendiendo de qué iba esto en realidad”, agrega, confirmando la sensación de que en Europa el coronavirus tuvo un impacto desmedido en parte por la falta de conciencia pública respecto a los alcances de la enfermedad. En España, por caso, la cifra de muertos ya ha superado los 24 mil.

Ritmo naturalizado

“Llevamos más de mes y medio en casa, y ya hacemos casi ‘vida normal’. Tenemos la suerte de poder estar conectados continuamente y poder compartir música entre nosotros, poder grabarnos y hacer de todo y que sea lo menos diferente a como era antes”, comenta Garde respecto a la adaptación obligada que tuvo que realizar el grupo para continuar con algunos de sus planes pautados para este 2020.

Luego de cuatro años de silencio discográfico, La Oreja de Van Gogh tenía todo listo para editar su octavo álbum de estudio, el cuarto junto a la cantante Leire Martínez (reemplazante de la vocalista original, Amaia Montero). Pero a medida que el Covid-19 comenzó a trastocar los planes en materia de giras y conciertos, la banda tuvo que replantearse el lanzamiento.

“Al principio teníamos dudas”, comenta Garde en relación a la posibilidad de publicar música nueva en un contexto en el que la atención está puesta en temas sanitarios. Sin embargo, esa indecisión evolucionó con los días y tomó la forma de un halo de luz en medio de la oscuridad. Todo de la mano de su reciente sencillo, Abrázame.

“Nos dimos cuenta de que la gente estaba necesitada de cultura y de hacer cosas que no fueran sólo el coronavirus, desconectar un poquito. Decidimos seguir adelante porque además vimos que la canción tenía un mensaje que podía venir bien para la ocasión: habla de esperanza y de que se pueden solucionar las cosas. Creímos que podíamos hacer un paralelismo y sentimos que era bueno sacarlo”, explica el baterista.

Pero además, la primera canción del sucesor de El planeta imaginario (2016) funcionó como una nueva “primera vez” para este proyecto de más de un cuarto de siglo de trayectoria.

“La verdad que era una sensación que hacía tiempo que no teníamos. El día que salía la canción estábamos todos pendientes, cada uno en su casa pero escribiéndonos, con una emoción desbordada”, describe Garde.

“Cuando acabamos de grabar el disco y aun todavía no había pasado nada de esto, salimos del estudio con una sensación increíble. Habíamos dado todo, estábamos contentísimos con el disco y con esta canción en particular, teníamos claro que tenía que ser la primera enseñáramos a la gente. La pena es que no nos hemos podido dar ese abrazo que nos damos cuando sale un nuevo material. Pero nos vimos virtualmente y pudimos compartir un poco las sensaciones”, admite el baterista.

“Nosotros en nuestras canciones lo que buscamos es emocionar y que la gente esté un rato con nuestra música, en otro mundo”, comenta el músico.

-Luego de cuatro años sin editar música nueva, ¿qué hizo que surgiera la chispa necesaria para un nuevo disco?

-Es un ritmo natural en nosotros. Dos o tres años de gira, luego componer el disco y al año y medio o dos sacarlo. Todos tenemos familias, hijos, y tenemos la suerte de que podemos compaginar, ¿no? Cuando estamos de gira estamos muy poquito en casa; y cuando estamos componiendo afortunadamente podemos hacerlo en nuestra ciudad. Esa mezcla y ese ritmo que tenemos parece que hace que las canciones salgan como queremos que salgan y estamos cómodos. La verdad que no hemos parado. Parece que llevamos cuatro años sin hacer nada pero entre la gira y el trabajo en el disco no hemos parado ni un minuto. De momento nos sentimos muy muy vivos, con muchas ganas de seguir adelante, de seguir contando cosas.    

Relacionada. La Oreja de Van Gogh, un fenómeno que atraviesa las generaciones.

Foto: GetIn y LOVG