La gesta para llegar a Dragaza fue larga y sinuosa. El realizador Alejo Molina le dijo en chiste al DJ Rodri Ulloa que estaría bueno hacer un reality drag en Córdoba. Un año después, finalmente, el proyecto se materializó.
Dragaza se presenta como el primer reality en su tipo al menos en Argentina y cuenta con siete capítulos que lograron ser grabados antes del inicio de la cuarentena y que desde abril se entregan domingo de por medio por el canal de YouTube Dragaza TV.
Se trata de una producción enorme que se inició a pulmón en abril de 2019 con eventos para financiarla a través de la fiesta Limbo Pop y luego se convocó a distintos referentes para grabar los desafíos que se les proponen a “las dragas” –como se llaman cariñosamente entre ellas– y profesionalizar su arte.
Cómo es Dragaza
Cada entrega del programa dura poco menos de una hora e intenta mostrar una faceta distinta del arte drag a través de desafíos como reinterpretar un clásico de la dramaturgia, reivindicar las raíces aborígenes del país, homenajear a cantantes argentinas, entre otras consignas.
Según Molina, la idea es explorar las posibilidades de esta expresión artística que viene creciendo sin parar en Córdoba. El resultado es variado y está siempre lleno de color, volumen y brillo, grandes claves para generar y mantener la fantasía.
Del casting salieron seleccionadas 24 drags que luego fueron agrupadas de a tres para formar ocho “familias”.
Entre las personas que participan del programa hay artistas del interior de Córdoba y del país. La mayoría lleva en el mundo drag un promedio de dos años, por lo que tienen mucho para aprender y el programa les exige siempre superar su performance para poder seguir.
La conducción está a cargo de la mítica Jenny Mckenna, interpretada desde hace más de 25 años por el actor Javier Mullins, y el programa además tiene un segmento de entrevistas encabezadas por Pony Von Taylor llamado “Ruido de mate”.
Además, cada desafío tiene un jurado que en su mayoría está integrado por el maquillador Alejandro Arias Bazán y el actor Alex Grudke, conocida cabeza de compañía de la troupe de Dinamita. Según la consigna que toque, también se suma la participación de historiadores, antropólogos o docentes para que hagan su aporte y juzguen el resultado.
De otro lado están los personajes, cuyos nombres son una oda a la cultura pop: Pamela Campbell, Saint Bones Morrison, Verónica Secret, Nackueen, Katrina Fox, Kalifornia Infinity, Fantasy Moan y Mistik, por mencionar algunas. Todas ellas conforman el mundo inventado de Dragaza, donde todo está por hacerse.
Si bien el reality va camino a su desenlace, los videos quedan disponibles en YouTube para que quienes se interesen arranquen desde cero. Y en su cuenta de Instagram suman charlas en vivo y mucho contenido audiovisual para que los seguidores se mantengan al tanto.
La semifinal está prevista para el domingo 21 de junio, momento en el que se develará quiénes son las tres drag queens que irán a la final (que aún no fue grabada).
“Teníamos previsto grabar el capítulo ocho de la final en vivo en un show, pero ahora estamos esperando para ver cuáles son las disposiciones de la cuarentena. Si no se puede para julio o agosto hacer un show con público, la tendremos que hacer vía streaming”, dice Molina.
El costado social
El creador del reality reitera cada vez que puede que Dragaza no es sólo un reality, sino una forma de dejar documentado un momento artístico con costado social porque la idea del programa es que sus artistas puedan profesionalizarse y vivir de su arte con las herramientas adquiridas.
Molina cuenta, además, que la producción del reality contó con el apoyo de organizaciones de la comunidad LGBT+, como Devenir Diverse y Córdoba sin violencia, pero al no tener una ayuda oficial, el trabajo fue cuesta arriba.
Este apoyo es fundamental porque hay artistas que se encuentran en situación vulnerable y fuera de sus familias, por lo que la familia drag pasa a ser un soporte fundamental para seguir adelante.
Por eso, el objetivo del programa es “generar comunidad” en un ambiente tan competitivo e individualista. La drag ganadora deberá compartir con su grupo el dinero del premio para poder armar entre todas una “casa drag” que sirva como refugio y contención para artistas que estén fuera de sus ambientes familiares.
Además del dinero, el premio incluye la posibilidad de que Alex Grudke incorpore a la artista a su staff de obras para la temporada que viene, lo cual significa una posibilidad de trabajo concreta.
Sobre el final, Molina quiere rescatar el apoyo del público a la propuesta y las repercusiones nacionales que tuvieron con el programa. Asegura que nunca imaginaron lo que iba a pasar y aprovecha para reivindicar las producciones locales: “A veces tenemos la negación de lo propio y estamos buscando afuera lo que también tenemos adentro. Por eso le quisimos dar una vuela de rosca a nuestras dragas y las pusimos a bailar folklore o a hacer un homenaje a los pueblos originarios. Muchas de esas cuestiones parecen estar olvidadas”.