Hay pocas bandas que pueden jactarse de haber pasado por todos los formatos de audio, y Los Nocheros son una de ellas. Arrancaron con el casete, fueron insignia en la explosión del CD y luego tuvieron que adaptarse a las plataformas.
Ahora, el último desafío fue subirse a la propuesta de los shows por streaming y, por diferentes circunstancias, terminaron convirtiéndose en el primer grupo de los “grandes” en incursionar en este formato. Es que Salta, su provincia natal y donde residen desde el comienzo, fue una de las primeras en habilitar la posibilidad de que los músicos pudieran juntarse en medio del aislamiento por la pandemia.
Después de un auspicioso primer concierto, el pasado 25 de mayo, en el que repasaron su primer disco Con el alma, el cuarteto salteño se presentará nuevamente este sábado. Será desde las 19 y a través de la plataforma TicketHoy, con entradas a $ 500, para recrear Tiempo de amor. “Es muy raro, pero Los Nocheros siempre fuimos de adaptarnos. El streaming es una modalidad que antes no nos gustaba porque es como que te quiten el abrazo o el beso. Sin embargo, ahora lo estamos haciendo muy contentos. Y la verdad es que el primero salió muy bien”, introduce Kike Teruel en una charla vía Zoom con VOS.
–Así como en su momento fueron considerados pioneros por algunas cuestiones que introdujeron en el folklore, ahora ocurrió lo mismo con esto del streaming pago.
–¿Qué será, no? La vida profesional nos pone en ese lugar. Nos jugó la suerte y Salta tuvo que ver por ser una ciudad que no tuvo circulación viral. Siempre dijimos “estamos lejos de todo” y ahora estuvo bueno, porque estamos lejos de los focos infecciosos.
–¿Cómo se sintieron en esa primera experiencia sin tener la respuesta habitual del público, como los aplausos o los gritos?
–Ni siquiera como en un estudio de televisión, porque siempre hay algunos aplausos o el entorno que acompaña. Esa es la parte que falta. A los cuatro nos pasó que hasta que empezaba una nueva canción, quedábamos pagando. Estamos muy acostumbrados a dejar unos segundos para los aplausos, a decir “ustedes” y a que haya un ida y vuelta. Nos estamos adaptando, y estoy seguro de que cuando lleguemos a Signos (dentro de dos shows) ya vamos a estar reaceitados.
–¿Se imaginan agregando coros del público o algún elemento similar, como en los partidos de fútbol?
–No sé si va a dar para buscarle la vuelta, aunque me estás dando una idea. Terminamos un tema y ponemos un “otra, otra”. Guarda, eh. Podemos hacer que las fans graben sus aplausos y los ponemos. Que manden un “¡Kike, te amo!”. Son muchos años en los que nos han malacostumbrado a eso (risas).
Folklore romántico
En la continuidad de esta propuesta de presentar un disco por mes (la idea es seguir así hasta fin de año), ahora le toca el turno a Tiempo de amor (1996), sin dudas un álbum de ruptura en la trayectoria nochera y que los catapultó a la masividad. ¿Qué recuerda Teruel de aquella época? “Tengo un día entero para contarte lo que sentíamos. Era todo novedoso, no teníamos ni idea lo que se estaba gestando. Me acuerdo de que lo presentamos en un teatro en Córdoba y, antes de salir, nos entregaron el disco de platino. Cuando llegamos a Cosquín en el verano, las entradas estaban agotadas hacía una semana, la plaza estaba enfervorizada gritando ‘Argentina’. Era como una reivindicación de nuestra música. No sabíamos de medios, del mercado. Ahí me empecé a meter en eso: andar atrás de la tele, de las grandes radios, los conocí a ustedes. Comenzaron a decir ‘folklore erótico’ o ‘pop’, y cuando se instala el debate es porque sos popular. Fue con este disco”, rememora.
–Con toda la experiencia que adquirieron después y mirando para atrás. ¿Cambiarías algo?
–No, porque soy así en mi vida, aun con los errores que cometí. Todo eso nos formó como personas y como grupo. En un momento tan difícil del mundo y de la familia, a pesar de lo que nos pasó, seguimos juntos y unidos. Es cierto que profesionalmente le erramos mucho, también acertamos. Presentamos muchos shows de una forma que la gente no esperaba, hemos sacado canciones que la gente ni conoce. Tampoco conocíamos demasiado, hay muchas cosas en juego. Algunos piensan que es subirse, cantar y ya. No es así.
Denuncias y salida de Mario
Cuando Teruel habla de “todo los que nos pasó”, está claro que se refiere a las denuncias por abuso sexual contra Lautaro Teruel, su sobrino, e hijo de Mario, otro de los integrantes del grupo. Por estos días, se cumplió un año desde que el joven fue detenido y permanece con prisión preventiva. Consultado sobre la situación que provocó el alejamiento de Mario por varios meses (regresó recién en el verano), dice: “Es otra situación de esas que hay que pasar. A veces uno no se explica por qué. El universo nos puso eso. Mario está mejor, pero es un problema que no pasa. La angustia sigue estando, sólo que los medios han dejado de sacar el tema”.
Enseguida, se encarga de despegar a la banda. “Tuvimos miedo en algún momento de que la gente confundiera la situación, como muchos medios intentaron hacerlo. La gente no se confundió y no nos condenó por algo que no teníamos nada que ver. En cuanto al hecho en sí, Dios y la Justicia sabrán: nosotros tenemos fe en que la verdad va salir a la luz. Sobre la salida de Mario, fue en un momento caótico para el grupo y la familia. La decisión creo que fue acertada: este es un mundo de fantasía porque no te deja mirar la realidad tal cual es. Mario se tuvo que alejar para ver esa crudeza que estaba ocurriendo. Nosotros seguimos con nuestra fantasía, que es lo que la gente quiere de nosotros. Vendemos una ilusión y es lo que estamos haciendo”.
–¿Cómo ves el futuro a mediano plazo, la posibilidad de una apertura con distanciamiento?
–Prefiero seguir cantando por streaming que volver a un teatro y que la gente esté cada dos metros, alejados. El público no va querer ir, porque nos metieron un pánico que para mí es exagerado. Es un mil por ciento más la gente que se salvó que la que se murió. Es preferible que la gente se siente a escucharnos en su casa y no salir con barbijo, guantes y traje de astronauta. Me parece que no da. Ojalá que podamos volver para los festivales, pero tenemos otro problema: al tener un país que no es federal, y como Buenos Aires es un caos, parece que todo el país está así.
