Montevideo.
Luis Alberto Lacalle Pou asumió ayer la presidencia de Uruguay y reafirmó su decisión de acordar las primeras líneas de acción en materia de seguridad hoy mismo en el Consejo de Ministros, para iniciar así su combate contra la delincuencia.
El nuevo mandatario también reiteró su compromiso de aplicar un estricto régimen fiscal, disminuir costos estatales, reformar la seguridad social y la educación.
El presidente agradeció al mandatario saliente Tabaré Vázquez, quien le entregó la banda presidencial con una amplia sonrisa y tendiendo la mano hacia el público y hacia Lacalle Pou varias veces.
“El país ha construido democracia con esta ceremonia”, dijo Lacalle Pou, quien celebró el séptimo cambio de mando presidencial desde la reapertura democrática en 1985.
El presidente del Partido Nacional se comprometió a que en los próximos cinco años su equipo ejecutivo “va a dejar todo por el país” y presidirá un “gobierno que no va a descansar”.
Acompañado de su esposa Lorena Ponce de León, de sus trece ministros y de otros altos funcionarios, Lacalle Pou suscribió las actas formales en la plaza Independencia, de Montevideo, frente a la sede de gobierno.
“Si todo sale bien, será gracias al equipo. Y si en algún momento las cosas no salen como los uruguayos necesitan y quieren, la responsabilidad va a ser exclusivamente del presidente” dijo.
Antes, en el Palacio Legislativo, Lacalle Pou dio su primer discurso y remarcó su calidad de “inquilino transitorio” del poder.
“Somos empleados de los ciudadanos y estamos para servirlos”, destacó.
Advirtió que la situación económica “se ha deteriorado”, en aparente alusión al déficit de 4,9% del PIB que preocupa a su administración, y se comprometió a “mejorar la situación fiscal”.
El nuevo mandatario prometió un gobierno austero y un exhaustivo análisis de los costos del aparato y las empresas estatales. “El ciudadano ya ha hecho el esfuerzo para sostener el gasto público”, señaló en referencia al aumento de la carga tributaria durante el gobierno pasado.
Señaló que el país está “ante una emergencia” en seguridad y destacó que dará instrucciones para cuidar a “la enorme mayoría de los uruguayos que se sienten desprotegidos”.
Otro de sus puntos clave fue la reforma en la educación, y aseguró: “No hemos podido mejorar la calidad del aprendizaje y la falta de resultados en educación se convierte rápidamente en una fractura social”.
También habló de la necesidad de flexibilizar el Mercosur para que cada socio celebrara acuerdos bilaterales con otros países y finalizar el acuerdo del bloque sudamericano con la Unión Europea.
“Dentro de cinco años, los uruguayos podrán evaluar nuestro desempeño. Si al final del período son más libres, habremos hecho bien las cosas, de lo contrario habremos fallado en lo esencial”, manifestó.
Tabaré Vázquez, del socialdemócrata Frente Amplio, se retiró de las funciones gubernamentales. Su primer mandato (2005-2010) coincidió con el auge de la izquierda latinoamericana. Su segundo período (2015-2020), con la caída de casi todos los gobiernos de izquierda en la región.
Las reformas frenteamplistas colocaron al país en un sitial de privilegio en el continente. Tiene una de las clases medias más numerosas de la región, menores índices de informalidad y una economía en crecimiento ininterrumpido.
Los presidentes de dos de los tres países que junto con Uruguay fundaron el Mercosur viajaron hoy a Montevideo para participar de la asunción: Jair Bolsonaro por Brasil y Mario Abdo Benítez por Paraguay. Además, estuvieron los mandatarios de Chile, Sebastián Piñera, y el de Colombia, Iván Duque.
El presidente argentino, Alberto Fernández, no viajó porque al mediodía dio su discurso de apertura del año legislativo en el Congreso, pero en su representación estuvieron el canciller Felipe Solá, su jefe de gabinete Guillermo Chaves y el futuro embajador ante Uruguay, Alberto Iribarne.
Otra figura presente fue el secretario general de la OEA, Luis Almagro.
*Agencia AP