La interna peronista suma nuevos capítulos. A través de sus principales funcionarios políticos, el gobernador Juan Schiaretti les pidió a los intendentes que encabecen la lista oficial en cada circuito del interior, mientras en el sector albertista que conduce el senador Carlos Caserio se envalentonó porque recibió un explícito apoyo del Gobierno nacional.
En un encuentro con intendentes que encabezaron el jueves pasado los ministros Facundo Torres (Gobierno) y Carlos Massei (Desarrollo Social), el gobernador les pidió a los jefes comunales que encabecen la lista en cada circuito y ciudad, mientras que los legisladores provinciales schiarettistas se pondrán al frente de las boletas departamentales.
La estrategia de Schiaretti es mostrar que “la mayoría” del partido le sigue respondiendo, más allá de que 13 legisladores provinciales y entre 60 y 80 intendentes –según los albertistas– estarían en el espacio de Caserio, que integran entre otros, Martín Gill, Walter Saieg, Gabriel Bermúdez, Olga Riutort y Adriana Nazario.
Salvo Villa María que está en manos de Gill, los intendentes de las ciudades más grandes gobernadas por el PJ estuvieron en la reunión en el Centro Cívico.
En ese encuentro estuvo el capitalino Martín Llaryora. Desde el entorno del intendente aseguran que seguirá concentrado en la gestión, pero la ciudad de Córdoba es el distrito electoral que aglutina a casi el 40 por ciento de los cordobeses, y por lo tanto, es clave en una eventual elección interna.
Aunque no está confirmado, es muy probable que Llaryora y el vicegobernador Manuel Calvo secunden al gobernador en la lista oficial.
En ese cónclave con intendentes, los funcionarios schiarettistas dejaron trascender que “seguramente” la semana que viene se confirmará el domingo 26 de abril como la fecha para la interna.
Si bien en el Centro Cívico se habla de procurar la unidad del peronismo provincial, hasta ayer, ningún funcionario schiarettista tomó contacto con algún dirigentes del espacio albertista.
De los dirigentes que responden al Gobierno nacional, el villamariense Gill era el que más contactos tenía con los funcionarios provinciales, pero no tendría diálogo con el gobernador. Esa relación se enfrió por la interna en Villa María (ver Villa María…).
Schiaretti ha dicho que no hablará en público de la interna partidaria. Pero, según dejan trascender desde el Centro Cívico, el gobernador está “molesto” por los planteos de este sector interno y no descarta medir fuerzas en las urnas, sin intentar negociar con los opositores.
Gesto desde la Rosada
Más allá de que se trate de una interna partidaria provincial, el saludo del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro al plenario de los albertistas, envalentonó a los dirigentes que acompañan a Caserio y a su grupo.
En el breve saludo vía Twitter, “Wado” De Pedro se encargó de dejar sentado de qué lado está el Gobierno nacional.
“Un fuerte abrazo a los compañeros y compañeras que participan del plenario junto a @CarlosCaserio y @martingill en apoyo al Presidente @alferdez”, escribió el titular de la cartera política nacional, un texto que seguramente conoció el presidente Alberto Fernández.
De Pedro también se cruzó el jueves pasado con el vicegobernador Manuel Calvo, en un acto en la Quinta Presidencial de Olivos, pero el encuentro fue casual.
Se trató del lanzamiento del plan Remediar, al cual fue invitado Schiaretti, quien prefirió quedarse en Córdoba y envió en su representación al vicegobernador.
Los schiarettistas dicen que hay dos situaciones que inclinan al gobernador al diálogo para buscar un consenso: la crisis financiera del país, de la cual Córdoba no está exenta, y el intento por no profundizar su pelea con la Nación.
La eventual interna se daría en el último domingo de abril, un momento clave en la renegociación del país con los acreedores. Eso podría hacer recapacitar al gobernador y también a los albertistas para evitar la interna.
Villa María: Gill dio un fuerte golpe de timón
En medio de la interna provincial del PJ, en Villa María, el intendente en uso de licencia y funcionario nacional, Martín Gill, dio un fuerte golpe de timón político, al impulsar que el concejal Pablo Rosso reemplace a Carlos De Falco, quien había reemplazado a Gill en el municipio, por ser el titular del Concejo Deliberante. La arriesgada movida política de Gill tiene que ver con que es probable que el secretario de Obras Públicas de la Nación no retorne al cargo en el ejecutivo municipal y se deba convocar a nuevas elecciones.
Rosso sería el candidato elegido por el intendente para buscar seguir gobernando la ciudad. Gill tiene una fuerte interna en su ciudad, ya que el ministro de Comercio e Industria, Eduardo Accastello, tendría el apoyo del gobernador Juan Schiaretti para imponer a un candidato. La interna del PJ cordobés se metió en la gestión municipal villamariense.