Formado en el universo del rock y del jazz, Pedro Aznar ha sabido ampliar sus intereses y su paleta sonora hacia los géneros nativos convirtiéndose en una referencia de buen gusto y saber en el folclore, pero a partir de sus encuentros con Ramiro Gallo y Tanghetto avisa que “se viene más tango por delante”.

“El tango en mi sonoridad siempre estuvo presente aunque yo no era tan consciente de la ‘tanguitud’ de lo que hacía hasta que esa ficha cayó y me di cuenta hasta qué punto el tango atravesaba lo que yo hacía”, evoca Aznar durante una entrevista con Télam.

En ese repaso por la manera de acercarse a la música ciudadana, el creador confiesa: “Durante mucho tiempo al tango le tenía un respeto que me inmovilizaba de alguna manera. Siempre sentí que tiene un sabor tan particular, es como un modo de vida y me daba un poco de resquemor meterme y no pisar con la pisada justa”.

Télam: ¿Qué pasó para que te dieras el permiso de vincularte al tango?

Pedro Aznar: Un día de 1994 tuve una charla muy linda con Adriana Varela que me sacó todas las dudas con una frase: “Dejate de joder. Es tu derecho de nacimiento”. Años más tarde Adriana me invitó a un concierto en Rosario y me calcé un traje y fui de cantor y la pasé de maravilla y fue una revelación impensable para mí. Luego fui incursionando y tuve la bendición de que Horacio Ferrer me invitara a componer e hicimos “La crisis” y fue una tremenda validación. Si en algún momento sentí que tenía que sacar un carnet de tanguero, trabajar con Horacio me lo otorgó.

T: Haber publicado “Utopía” junto a Ramiro Gallo pareció explicitar aún más ese lazo?

PA: Con Ramiro venimos con un envión creativo tremendo al punto de que ya tenemos ocho tangos más compuestos para un volumen II de ?Utopía? y con el grupo Tanghetto encaramos un trabajo en el que hay como 12 o 13 tangos que hicimos juntos. Así que viene más tango por delante.

T: Da la impresión que tu tránsito hacia el folclore fue más natural?

PA: En el folclore tuvo que ver con que me llevó de la mano Leda Valladares y también la gran amiga Suna Rocha, que fue decisiva en darme la confianza para poder abordar ese mundo y ese repertorio. Y una cosa muy importante para mí fue cuando Leda me convocó a grabar “Grito en el cielo” (1991) y lo fuimos a presentar junto a los cantores vallistos en Salta y cantamos con la gente de los Valles Calchaquíes.

T: ¿Estas experiencia tuyas llevan a pensar que el folclore y el tango son menos cerrados y prejuiciosos que el rock?

PA: Hoy el mundo del rock está absolutamente abierto a lo que se te ocurra y en lo que a rock latinoamericano respecta cada país tiene expresiones que son propias de cada lugar e involucran a géneros folclóricos locales. Por otro lado el tango y el folclore eran absolutamente cerrados y prejuiciosos pre Mercedes Sosa pero ella fue la gran catalizadora que hizo que se derribaran esos prejuicios y esas fronteras. Nos hizo entender a todos que la música argentina es todo eso y que transita por todos esos ángulos y es un prisma que se descompone en infinidad de colores, pero la luz es siempre la misma.

 

 

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