Pese a que Nueva Zelanda volvió a tener infectados de coronavirus, a través de dos mujeres llegadas de Gran Bretaña, no se han notificado cambios con respecto a que los partidos de la segunda fecha del Super Rugby Aotearoa que se deben jugar con público en los estadio durante el próximo fin de semana.
Las infectadas son dos mujeres que llegaron a la isla el 7 de junio provenientes del Reino Unido, a través de Doha (Qatar) y Brisbane (Australia) e inmediatamente entraron en cuarentena.
Ambas permanecieron en un hotel de aislamiento en Auckland pero luego tuvieron permiso para visitar a su padre, quien falleció esa misma noche en Wellington, señaló la BBC.
La primera ministra, Jacinda Ardern, dijo que los controles no fueron adecuados pese a que un día después del ingreso de las mujeres al país Nueva Zelanda se situó en el nivel más bajo de su sistema de alerta de cuatro niveles, convirtiéndose en uno de los pocos países en volver a la normalidad previa a la pandemia.
El pasado fin de semana, 70 mil personas asistieron a los estadios en los que se disputaron los encuentros de la primera fecha del Super Rugby Aotearoa, torneo en el que juegan las cinco franquicias del país oceánico, entre Highlanders-Chiefs, en Dunedin, y Blues-Hurricanes en Auckland.
Hubo cierta preocupación de los especialistas en Nueva Zelanda por un rebrote con hinchas en los estadios sin barbijos y distanciamiento pero por ahora la Unión de Rugby local (NZR) no haría cambios con respecto a los partidos entre Chiefs-Blues (el sábado en Hamilton) y Hurricanes-Crusaders (domingo en Wellington).