Más de un centenar de médicos reclamaron nuevamente que el fundador de Wikileaks, Julian Assange, encarcelado en la prisión británica Belmarsch de alta seguridad, reciba atención sanitaria urgente, en una carta publicada hoy en la revista científica
The Lancet
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Los signatarios procedentes de 18 países urgieron a los gobiernos del Reino Unido y Australia a “acabar con la tortura” que supone no atender médicamente al informático, cuya salud se está deteriorando.

El periodista australiano, de 48 años, está detenido en Belmarsh a la espera de que el 24 de febrero empiece un juicio de extradición solicitada por Estados Unidos, que le reclama por la difusión de cables diplomáticos confidenciales en 2010.

Desde su primera detención en 2010 a solicitud de Suecia por un caso de presuntos delitos sexuales que acabó archivado, Assange ha estado confinado, primero bajo arresto domiciliario en un pueblo inglés y entre 2012 y 2019 refugiado en la embajada londinense de Ecuador, que el año pasado le retiró el asilo político.

Los médicos firmantes señalan que, durante todo este tiempo, el prisionero no recibió atención médica adecuada y lamentan que, según el testimonio de varias fuentes, su salud física y mental está empeorando, reprodujo la agencia de noticias EFE.

Recuerdan que, en una comparecencia judicial el pasado octubre, apareció pálido y con bajo peso, rengueando y con problemas para concentrarse y comprender el proceso.

En mayo de 2019, el enviado especial de la ONU sobre tortura, Nils Melzer, dijo, tras visitarlo en Belmarsh acompañado de médicos, que Assange mostraba síntomas típicos de estar “sometido a una prolongada tortura psicológica”.

Los firmantes de la misiva, muchos de los cuales ya suscribieron otra similar el pasadonoviembre, condenan “la negación de atención sanitaria adecuada” al periodista y subrayan que “no debe permitirse que la política interfiera con el derecho a la salud y la práctica de la medicina”.

“El abuso a través de una negligencia médica políticamente motivada sienta un grave precedente, de que la profesión médica puede ser manipulada como una herramienta política”, escriben en The Lancet.

Los signatarios avisaron que si Assange muere en prisión, como Melzer advirtió que podría pasar, “habrá sido en efecto torturado hasta la muerte”.

La profesión médica no puede permitirse “permanecer en silencio” ante esta situación de tortura, concluyen los médicos, que señalan que no tienen conflicto de intereses en este caso.

Julian Assange, en enero último. (Dominic Lipinski/PA Wire vía AP/Archivo)