Los fondos comunes de inversión (FCI) fueron uno de los instrumentos preferidos por los pequeños ahorristas para incursionar en el mercado de capitales. Pero, luego de la crisis en abril de 2018, la devaluación, la incertidumbre electoral y el reperfilamiento de los títulos públicos de corto plazo en pesos y en dólares quedaron muy golpeados.
Para 2020, los FCI adecuaron sus carteras para priorizar la liquidez, perder lo menos posible frente a la inflación y tratar de reducir la exposición al riesgo argentino a su mínima expresión.
Impacto minorista
“En los últimos años, los FCI constituyeron un excelente vehículo que permitió acercar el mercado a la población en general y fomentar el ahorro y la captación de fondos. Sin embargo, la desconfianza en los activos argentinos y los problemas del reperfilamiento alejaron a los inversores minoristas”, puntualiza Carla Daniele Barra, asesora financiera de Dracma.
Entre 2012 y 2017, estos instrumento de inversión aumentaron las suscripciones netas y el patrimonio administrado creció más de 50 por ciento por año. En abril de 2018 se superaron las 500 mil cuentas de personas humanas, pero a partir de ahí se produjeron vaivenes para volver a crecer hasta julio de 2019 y bajar nuevamente después de las elecciones primarias (Paso). En diciembre de 2019, había 340.856 mil cuentas de individuos, según la Cámara Argentina de Fondos Comunes de Inversión. La participación de los minoristas, que había llegado casi al 25 por ciento a mediados de 2017, terminó sólo en el 8,8 por ciento.
“El año pasado comenzó con un gran crecimiento, pero luego de las Paso y con el reperfilamiento, los volúmenes retrocedieron y se creó un gran perjuicio a la industria”, remarca Daniel Vicien, director comercial de FCI de Balanz.
El patrimonio total administrado por los fondos llegó a 825.992 millones de pesos en diciembre de 2019, un aumento interanual de sólo 38 por ciento cuando la inflación fue de 53,7 por ciento en igual período. Si bien el rendimiento fue de 61,7 por ciento, en el año hubo rescates netos (retiros) por 142.070 millones de pesos, con una salida masiva de dinero en agosto.
“A partir de entonces, los inversores se refugiaron en fondos sin riesgo de mercado en pesos y fondos sin activos argentinos en dólares”, subraya Vicien.
Ana Balestre, presidenta de Bancor Fondos, la sociedad administradora de FCI del Banco de Córdoba, coincide con esa visión, al afirmar que la industria se volvió más transaccional, dado que la demanda de los inversores viró a fondos de muy corto plazo, esencialmente money market (mercado de dinero).
“Los fondos de dinero aumentaron su participación en la industria durante 2019; desde 25,7 a 42,3 por ciento”, ejemplifica Daniele.
Liquidez y menos riesgo
Para 2020, los especialistas esperan que continúe la tendencia del último trimestre de 2019, cuando aumentaron las suscripciones de FCI en dólares que invierten fuera del país, crecieron los money market y los de renta fija T+1 (instrumentos muy líquidos que se rescatan en 24 horas).
“Los fondos T+1 mutaron respecto al año pasado”, dice Agustín Napione, analista de S&C Inversiones, y explica: “Muchos estaban invertidos en Letras de Capitalización (Lecap), Letras del Tesoro y bonos soberanos, que fueron reperfilados. Hoy, la mayoría tienen cauciones, obligaciones negociables y fideicomisos financieros y no tienen títulos públicos”. Y Agrega una ventaja de los fondos de dinero para el manejo de caja de las empresas: pueden ajustar por inflación las colocaciones en FCI desde 2018 y tomar cauciones con esos fondos como garantía.
“Los inversores privilegian la liquidez en pesos en fondos T+0 y T+1 sin bonos soberanos. En dólares hay fondos sin riego nacional o provincial que invierten en obligaciones corporativas de gran calidad”, acota Vicien y afirma: “Los ahorristas esperan definiciones con la deuda y el plan económico antes de invertir y privilegian la liquidez”.
Para Balestre es condición necesaria para la normalización del mercado que el Gobierno nacional culmine con éxito la reestructuración de la deuda. Bancor ya tiene la aprobación de varios FCI, pero están esperando que se resuelvan estos temas para lanzarlos.
Daniele coincide en que “las perspectivas de la industria de fondos para 2020 están sujetas al desenlace de la reestructuración” y destaca el resurgimiento de algunos fondos de renta fija y de retorno absoluto (buscan obtener rendimiento y preservar el capital, sin atarse a una herramienta) para el mediano plazo.
Para los que prefieran el dólar, Napione sugiere “fondos que cuentan con bonos corporativos de Latinoamérica, o del Tesoro norteamericano”, además de fondos del exterior que tienen colocaciones calificadas investment grade y real estate (inmuebles).