En el Centro Cívico y en la Municipalidad de Córdoba, las dos principales usinas de poder del peronismo cordobés, no quieren ni hablar de futuro, en un contexto de complicaciones financieras extremas en ambas administraciones. Pero la política no tiene sosiego: en el peronismo muchos ya trabajan para lo que viene, pensando en la sucesión de Juan Schiaretti.
Tras la muerte del exgobernador José Manuel de la Sota y por la imposibilidad constitucional de Schiaretti de ir por otro mandato, hay una nueva generación de dirigentes peronistas que apuestan a suplir a los dos referentes que llevaron y sostuvieron al PJ en el poder provincial desde julio de 1999.
Más allá del silencio y de la mesura del gobernador y del intendente capitalino, los peronistas ya comienzan a mirar para dónde soplará el viento en el poder.
En este sentido, el nombre que pica en punta para ser el posible sucesor de Schiaretti es el de Martín Llaryora. El nuevo intendente capitalino tiene experiencia de varias campañas provinciales en su trayectoria política. Sin dudas, es el peronista más conocido en la provincia después del gobernador.
Tiene esa ventaja respecto de sus competidores internos, pero también un examen riesgoso antes de pensar en llegar al Centro Cívico: gestionar la ciudad de Córdoba en los próximos cuatro años.
El desafío del dirigente de San Francisco es romper una vieja regla no escrita en la política cordobesa: al menos en esta era democrática que arrancó en 1983, ningún intendente saltó directamente del Palacio 6 de Julio a la Casa de Gobierno provincial.
El que más cerca estuvo de romper ese maleficio político fue Ramón Bautista Mestre, pero el dirigente radical debió esperar cuatro años en el llano para en 1995 convertirse en gobernador.
La apuesta de Llaryora siempre fue ser la renovación de De la Sota y de Schiaretti. Ese fue su plan político, pero nunca pensó que tendría que gobernar la Capital antes de intentar el salto. El sanfrancisqueño tiene una fuerte alianza con Schiaretti, sociedad que se fortaleció desde la muerte de De la Sota, el 15 de septiembre de 2018.
El intendente capitalino espera ser “el bendecido” por el gobernador para su sucesión. Por muchas circunstancias, es el peronista mejor posicionado para ser el candidato a gobernador del PJ en 2023, pero, como ya se dijo, para conseguir ese privilegio debe salir bien parado de estos cuatro años de gestión capitalina, que arrancó con fuertes críticas por el impuestazo.
Segundo escalón
Hasta sus rivales internos admiten que Llaryora es el mejor posicionado, pero detrás del intendente hay varios dirigentes de la nueva generación peronista que también comenzarán a trabajar para aspirar a cargos encumbrados.
La pulseada por la Gobernación y la Intendencia de Córdoba será en el lejano 2023, pero el año que viene habrá una estación importante que varios peronistas piensan utilizar para posicionarse de cara al futuro: las elecciones legislativas nacionales, cuando en Córdoba se elegirán a tres senadores y nueve diputados nacionales.
Está claro que Llaryora no se anotará en estos comicios de medio término, por su gestión municipal, pero hay otros peronistas que esperan utilizar esa campaña para fortalecer su futuro.
En este lote hay que anotar al vicegobernador Manuel Calvo, a Martín Gill (intendente de Villa María en uso de licencia y secretario de Obras Públicas de la Nación), el ministro de Gobierno, Facundo Torres y la legisladora provincial Natalia de la Sota.
Son dirigentes de entre 35 y 45 años con responsabilidades importantes y a la altura de sus aspiraciones para el futuro inmediato, por el que están trabajando, por ahora, con bajo perfil.
El vicegobernador Calvo ya tiene una campaña provincial acompañando a Schiaretti y es la segunda autoridad de la provincia.
El dirigente de Las Varillas es medido en sus expresiones públicas, pero armó un amplio equipo de prensa que ya trabaja para posicionarlo. Algunos peronistas leen entrelíneas que este alto perfil público de Calvo es fogoneado por el propio Schiaretti para no dejarle el camino tan allanado a Llaryora para su sucesión.
Gill, en tanto, fue reelegido el año pasado como intendente en Villa María, pero aceptó ser el segundo del Ministerio de Obras Públicas de la Nación para buscar protagonismo más allá de su ciudad, con el inocultable objetivo de intentar ser gobernador. El villamariense es uno de los pocos que ya habla de su anhelo de ser el sucesor de Schiaretti.
De todos modos, en los próximos meses deberá resolver una cuestión sensible: si renuncia al cargo de intendente para seguir como funcionario nacional.
Por otro lado, con un apellido fuerte para el peronismo cordobés, Natalia de la Sota, legisladora e hija del fallecido exgobernador, también comenzará a “caminar” la provincia para mostrarse como una dirigente con aspiraciones.
Desde el entorno de la hija de De la Sota, dicen que por ahora su ambición será integrar la fórmula de candidatos a senadores nacionales del PJ en 2021.
Sin hacer muchas olas, hay otro anotado. Con la experiencia de dos períodos como intendente de Alta Gracia, y ahora como titular del Ministerio de Gobierno, Facundo Torres es otro integrante de la generación sub 40 que piensa en seguir escalando posiciones en el oficialismo provincial.
Como Natalia de la Sota, Torres mira con atención lo que sucederá el año que viene en la confección de listas. No sorprendería que ocupara algún cargo preponderante en una de las boletas legislativas.
Desde el interior, también se destacan el intendente de San Francisco, Ignacio García Aresca, quien transcurre su segundo período; y el intendente de Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas, quien el 29 de marzo buscará su reelección y con seguridad desplegará ambiciones provinciales o nacionales en 2023.
Se suman las mujeres a los puestos expectables
Hay varias dirigentas entre los mejor posicionados del PJ.
La diputada nacional Alejandra Vigo integra la mesa chica de la decisiones políticas en el PJ y no oculta su anhelo de ser candidata a intendente de Córdoba en 2023.
La ministra de Coordinación, Silvina Rivero, tiene mucho poder en la gestión provincial, por ahora sin perfil político. Nadie descarta que pueda tener mayor protagonismo.
La ministra de Promoción del Empleo y Economía Familiar, Laura Jure, es otra funcionaria que todos ven en ascenso en el PJ.
La ministra de la Mujer, Claudia Martínez, es otra dirigente en carrera para puestos mayores,
Danza de nombres en la línea de largada
Martín Llaryora. Es el peronista mejor posicionado para la sucesión de Schiaretti, pero debe gobernar la Capital en los próximos cuatro años.
Martín Gill. El intendente de Villa María e influyente secretario de Obras Públicas de la Nación no oculta su ambición de ser candidato a gobernador.
Natalia de la Sota. La legisladora provincial apunta a ser candidata a senadora nacional en las próximas elecciones de 2021. Fuerte trabajo en el interior.
Facundo Torres. El ministro de Gobierno también piensa en los comicios legislativos de medio término para tratar de buscar un posicionamiento provincial.
Manuel Calvo. El vicegobernador ya tiene a su cargo un amplio equipo de prensa para posicionarlo. Dicen que por impulso del propio gobernador Schiaretti.