Una noticia despertó el interés del director Goran Kapetanovic por el tema que luego se convirtió en uno de los núcleos narrativos de la serie Califato. Tres chicas británicas escaparon de su casa para unirse a Isis. El director bosnio-sueco despliega una historia en varios escenarios contemporáneos y trata el tema con recursos muy efectivos. Desde el título, la serie abre una pregunta tras otra.

Fátima es la policía que intenta detener un inminente atentado de Isis en Suecia. Desde Estocolmo recurre a Pervin, la joven que vive en Al-Raqa, Siria, que le proporciona información a cambio de ser llevada a Suecia junto a su bebé. Pervin está casada con Husam, un soldado de las fuerzas del estado Islámico.

Entrar en Califato requiere un espectador activo. La serie se centra en los conflictos de las mujeres que luchan por salvar su vida, por ser parte de la trascendencia en nombre de la religión o, recuperar el prestigio profesional. Cada línea argumental condensa un mundo que el guion simplifica.

El atractivo de Califato está en el cruce de las coordenadas. También relaciona las distintas violencias sufridas por las mujeres, sea en Suecia o en Siria. Subyacen la trata de personas, el adoctrinamiento, el engaño, el sueño de la tierra de felicidad y la disolución de las certezas en las familias inmigrantes.

Aliette Opheim interpreta a la policía rebelde, castigada por sus superiores. El personaje es clásico y se define por la capacidad para calcular el beneficio de la información que puede obtener de Pervin, el personaje de la actriz sueca de origen turco. Pervin desde un lugar remoto se convierte en el objetivo de la operación, la salvación de muchos y la favorita del espectador de la serie. En el rol de la mujer sometida a las leyes islámicas que diluyen su identidad, la actriz sostiene el suspenso y es el hallazgo de la trama dramática.

La serie no explica, ya que apenas esboza escenas clásicas de violencia, viralizadas en Occidente, que el Estado Islámico se apoderó de al-Raqa y declaró un califato universal del que Al-Raqa es la capital. Califato no se detiene en datos de geopolítica. El reduccionismo apunta básicamente a la captación de jóvenes para la causa que necesita mártires. El escenario de Estocolmo, en tanto, es mostrado con ironía. “Los suecos le temen a la religión”, repiten las chicas entrenadas ideológicamente por Ibbe (Lancelot Ncube). Con un final crudo y abierto, Califato tiene tantas posibilidades como la tragedia cotidiana en los territorios de la guerra contemporánea permanente.

Pervin y Husam, las dos caras de un mismo drama.