Ginebra.
Suiza inició una investigación ante denuncias de que Zug, un fabricante suizo de dispositivos de codificación, era una fachada de la CIA y –durante la época de la Guerra Fría– la inteligencia de la Alemania Occidental le permitió descifrar los códigos de los países que usaban sus productos.
Una investigación conjunta publicada el martes por la emisora alemana ZDF y el diario The Washington Post, basada en documentos de la CIA y de la agencia de espionaje alemana BND, reveló que Crypto AG recaudaba millones de dólares para los dos servicios, a la vez que les dio acceso a las comunicaciones codificadas de más de 120 países durante décadas.
Los principales adversarios de Estados Unidos en la Guerra Fría, la Unión Soviética y China, nunca fueron clientes de Crypto, pero entre sus clientes estaban Irán, India, Pakistán, juntas militares latinoamericanas y el Vaticano, revelaron los dos medios.
Las dos agencias de espionaje controlaban casi todas las operaciones de la empresa a partir de los años ’70.
Eso les permitió vigilar a los ayatolás iraníes durante la crisis de los rehenes de 1979, dar información a Gran Bretaña sobre los militares argentinos durante la Guerra de Malvinas y escuchar a los funcionarios libios que se felicitaban por la bomba en el club nocturno berlinés La Belle, frecuentado por militares estadounidenses, en 1986.
La vocera del Ministerio de Defensa de Suiza, Carolina Bohren, dijo que “luego de investigaciones realizadas por la prensa”, su oficina informó al gabinete sobre el caso de Crypto AG el 5 de noviembre de 2019.
El 15 de diciembre se resolvió designar a un juez de la Corte Suprema para que indagara en esas revelaciones y presentara un informe a fines de junio.
“Los sucesos en discusión se remontan a 1945 y son difíciles de reconstruir y de interpretar en el contexto actual”, dijo.
Crypto, cuyos productos aún se utilizan en una decena de países, fue disuelta en 2018. Las dos empresas que compraron la mayor parte de sus activos dicen que no tienen conexiones con servicios de inteligencia. La BND alemana no respondió de inmediato a un pedido de declaraciones.
Dónde
Las máquinas permitieron a la CIA decodificar miles de mensajes que podrían relacionarse con el golpe militar de 1973 en Chile; el de 1976 en Argentina; el asesinato del excanciller chileno Orlando Letelier en Washington, en 1976; la revolución sandinista en Nicaragua, y la Guerra de Malvinas.
“National Security Archive” hace mención al espionaje a miembros de la Operación Cóndor, un plan de varias dictaduras latinoamericanas en los ’70 y los ’80 para eliminar a sus opositores.
Esos países, como Chile, Argentina y Uruguay, cifraron sus comunicaciones con máquinas de Crypto AG, sin saber que Estados Unidos podría haber estado escuchándolas.
The Washington Post y ZDF
titularon su investigación como “El golpe de Inteligencia del siglo”. El proyecto fue conocido primero como “Thesaurus” y luego como “Rubicon”, según documentos internos de los servicios de Inteligencia, y entrevistas con funcionarios y exfuncionarios, así como con empleados de la firma suiza.
Según el informe, la única limitación del programa fue que los principales adversarios de EE.UU. –la Unión Soviética y China– nunca fueron clientes de Crypto AG, porque sospechaban de la firma.
En 1989, EE.UU. se aprovechó del uso que hacía el Vaticano de ese equipamiento durante su persecución al general panameño Manuel Noriega, cuando buscó refugio en la Nunciatura Apostólica y su paradero quedó expuesto a través de los mensajes enviados desde a las autoridades vaticanas.
Y la gran duda pendiente: ¿habrá realmente terminado el espionaje?