Mientras todavía quedan dos fábricas para volver a la producción (Iveco en Córdoba y PSA en Buenos Aires), en la industria automotriz intentan determinar cómo será la curva de la recuperación productiva y cuánto tiempo insumirá.

La caída fue tan fuerte que en abril no se fabricó ni un vehículo, mientras que en mayo se produjeron apenas 4.802 unidades.

El parate no fue exclusivo de la Argentina, ya que la pandemia provocó efectos similares en la mayoría de los centros automotrices mundiales.

“Brasil, Alemania, España y Estados Unidos, tan solo por tomar algunos ejemplos relevantes, tuvieron caídas semejantes”, indica un trabajo de la consultora Invenómica.

También México y China se contrajeron con fuerza, aunque un tanto menos en términos relativos.

Volver a empezar

Para el economista Pablo Besmedrisnik, director de Invenómica, la velocidad y el alcance de la recuperación de la producción del sector automotor depende de una serie de cuestiones.

Entre ellas, considera que un punto a examinar es la experiencia de otros países.

“Quizás el referente más claro sea China, que ingresó antes en el proceso de cierre y aislamiento”, señala.

El sendero chino. La producción china cayó 19 por ciento interanual en enero, 79% en febrero y recortó su descenso en marzo (-43%). Luego entró en el terreno del crecimiento interanual, primero moderado (5% en abril) y después más robusto (18% en mayo). 

Duración y profundidad de la cuarentena. La Argentina alcanzará el 28 de junio más de tres meses de cuarentena. Si bien en buena parte del país hay mayor flexibilidad, en el conglomerado urbano y de consumo más importante, el Amba, aún persiste un esquema bastante estricto y con riesgo de endurecerse. En China, por caso, al cabo de dos meses, el confinamiento quedó restringido únicamente a la ciudad de Wuhan.

Qué pasa con los “stocks”. El análisis advierte que los inventarios de vehículos vienen cayendo en forma persistente. Las agresivas promociones de las concesionarias y la brecha cambiaria también presionaron sobre el stock. Por lo tanto, “la demanda potencial a partir de julio deberá ser satisfecha con producción o con importación”.

Oferta. Para Besmedrisnik, las terminales revisarán sus políticas comerciales. No habrá espacio para liquidaciones a precios de remate y tampoco es probable que el tipo de cambio oficial siga siendo la referencia para la venta doméstica.

Demanda. Más allá de los movimientos coyunturales, para aprovechar condiciones extraordinarias, “la demanda genuina y sostenida de mediano y largo plazo depende estrictamente del nivel de actividad y del poder adquisitivo de los consumidores”. En este punto, la crisis verificada antes y durante el coronavirus “lastimó con intensidad la capacidad de compra de la población argentina”.

Brasil. No sólo es necesario que Brasil aumente su demanda para incrementar la producción local. También hay que vigilar las estrategias productivas de las casas matrices que tiene plantas de los dos lados de la frontera.

Limitaciones a la importación. En plena renegociación de la deuda externa, incertidumbre macroeconómica y escasez de dólares, la profundización de los controles a la importación es una posibilidad. De verificarse, se generaría restricciones para importar autos terminados (mayor producción), pero a la vez inconvenientes para la nacionalización de piezas y partes (reducción de la producción).

Besmedrisnik cree que el cóctel cuarentena, crisis económica y desventajas frente a Brasil podría provocar que las automotrices locales demoren más que lo esperado para retomar los niveles de producción previos a la pandemia.

En marcha. En el complejo de Santa Isabel, Renault y Nissan ya volvieron a producir. (Prensa Renault)
En marcha. En el complejo de Santa Isabel, Renault y Nissan ya volvieron a producir. (Prensa Renault)
En marcha. En el complejo de Santa Isabel, Renault y Nissan ya volvieron a producir. (Prensa Renault)