Es así: la pandemia del coronavirus nos depositó a todos de la noche a la mañana como protagonistas involuntarios de una película que, lamentablemente, parece ser de ciencia ficción y terror.
Basta sentir el silencio abrumador de la calle, o las escenas post apocalípticas que se ven en los supermercados, de gente con guantes y barbijos.
Y a eso se le suma el encierro en los hogares (hasta ahora, la mejor “vacuna” que se ha encontrado a esta situación). Hace pocos días, nada de esto parecía posible. Hoy, no sabemos a ciencia cierta cuándo terminará esta situación.
Así fue lógico que el consumo de entretenimiento hogareño se disparara, con Netflix como plataforma de streaming a la cabeza.
Ahí surgió la primera reacción en masa, esperada pero no por eso menos impactante. Ver los títulos que arroja “Búsquedas populares” en la aplicación de la “N” parece un chiste: Pandemia, Virus, Epidemia, El hoyo (sobre un confinamiento en una suerte de cárcel vertical), El final de todo, 93 días, La noche de la expiación (también conocida como La purga o 12 horas para sobrevivir) y The Walking Dead –por supuesto– entre otras.
Varias, incluso, figuran entre las más vistas, en la flamante función de lo más reproducido en Argentina de la plataforma.
Es como si quisiéramos regodearnos metiendo el dedo en la llaga de lo que estamos atravesando como sociedad. ¿Morbo? ¿Masoquismo? ¿Una forma de canalizar nuestras ansiedades llevándolas al plano de la ficción?
La timba del coronavirus
Afortunadamente, esta pandemia nos toma con posibilidades tecnológicas de comunicación que hasta hace pocos años eran impensadas. Todos vivimos el aislamiento con chances de conexión virtuales con nuestros seres queridos al alcance de la mano.
En los grupos de WhatsApp, las noticias circulan como pólvora, dando lugar también a la propagación de fake news que, por lo general, suelen ser más bien apocalípticas que en el sentido opuesto.
En ese contexto, en las últimas horas también se crearon sitios web que van actualizando en tiempo real las cifras de contagios y decesos en todo el mundo. Por supuesto, los datos son presentados bajo un entorno de espectacularidad (un globo terráqueo en rojo), que suena más como propagador de miedo que de estadísticas. Esa suerte de “campeonato mundial” de coronavirus también fue muy compartido en redes, y no es descabellado pensarlo como un acelerador de la paranoia.
No es recomendado
Basados en criterios avalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Defensoría del Público, el Ministerio de Salud de la Nación hizo una serie de recomendaciones a los medios de comunicación.
Ahí exhortan claramente a “organizar la programación de modo tal de no incluir series o películas sobre catástrofes de cualquier tipo y favorecer programación que colabore a transitar los días de aislamiento y los que vendrán sin potenciar el miedo, la ansiedad y la angustia”.
Allí sugieren también evitar “titulares e imágenes de alto impacto, musicalización y sonidos de catástrofes”. Estos dos últimos puntos, parecen ser irresistibles para muchos noticieros.
Se sabe que como audiencia de los canales sólo tenemos el control remoto como arma de defensa. Pero con el streaming somos nuestros propios programadores. No se trata de buscar culpables ni flagelarnos, sólo de pensar dos veces antes de darle play a lo que vayamos a ver.