En medio de una inédita situación de aislamiento social preventivo y obligatorio que afecta a todo el país, la cultura en general y las producciones de espectáculos en particular atraviesan, quizá, la mayor crisis que el sector haya atestiguado.

La parálisis total de la actividad es, a esta altura, una realidad inobjetable que no tiene certeza alguna respecto a plazos y tiempos. Luego de la cuarentena y el obligado cese de actividades, la idea de retomar un rumbo medianamente normal parece difusa.

Espacios de todo tipo, productores y agentes varios analizan el contexto y debaten medidas y alternativas que permitan “surfear” la ola que amenaza con taparlo todo. Sin ingresos, sin público y sin actividad, el medio cultural en sentido amplio enfrenta como desafío inaudito la necesidad de encontrar respuestas posibles para seguir subsistiendo.

“Tiene venir el Estado para solucionarlo”, precisa sin dudas el productor José Palazzo, responsable de En Vivo producciones. Aunque, claro, la pregunta genera otro interrogante: ¿de dónde sacar los recursos necesarios para sostener a todo un sector en medio de una incertidumbre generalizada y cuantiosas prioridades a nivel sanitario?

“Mi preocupación está en esas personas que tienen que enfrentar la cuarentena sin la guita del día a día. Ahí hay que trabajar: en pensar cómo solucionarles los problemas. Después hay que ir a lo macro. Dimensionar la cantidad de gente que se queda sin laburo, a partir del cierre de las compañías de espectáculos”, comenta el creador de Cosquín Rock.

 

Distintas áreas

Efectivamente, los números reales son preocupantes. El Sindicato Argentino de Técnicos Escénicos (Sate), por caso, tiene a nivel provincial 114 afiliados registrados y otros 20 en trámite. Pero según estimaciones del gobierno de la Provincia serían entre 1600 y dos mil los trabajadores del rubro en Córdoba.

A su vez, a nivel nacional el sindicato contempla –en conjunto con el Ministerio de Trabajo y la Afip– que del universo de trabajadores técnicos escénicos el 15 por ciento son registrados (en blanco); el 30, monotributistas; y un 55 por ciento se encuentra en la informalidad absoluta.

Desde el Sindicato Único de Trabajadores del Espectáculo Público (Sutep), en tanto, sólo tienen un número aproximado de entre 130 a 150 trabajadores declarados. Sin embargo, desde la institución son conscientes de que en esta actividad “hay muchos trabajadores en negro”.           

 

En sintonía con este contexto, la Asociación Argentina de Intérpretes músicos (Aadi) le envió una carta al presidente de la Nación en representación de “40 mil familias de intérpretes musicales nucleados” en la organización para pedir asistencia y contemplación en las “medidas de salvataje”. Córdoba tiene aproximadamente cuatro mil socios de los cuales unos 500 son activos y unos 350 se circunscriben al universo del cuarteto.

En paralelo, propietarios de distintas salas de espectáculos de la ciudad se reunieron días atrás para poner sobre la mesa la problemática que trae esta situación al sector. Aunque prefirieron guardar su identidad, se trata de distintos clubes de música en vivo y boliches.

“Hemos pasado a un estado obligado de lucro cesante por tiempo indefinido sin que las autoridades contemplen aún el impacto que esto genera para nosotrxs. Consideramos fundamental que se tomen medidas inmediatas que contemplen subvenciones, aplazamiento de impuestos, suspensión de pagos de alquileres. De lo contrario, la industria del espectáculo no podrá superar esta crisis económica y de salud”, manifestó uno de los productores.

¿Y después?

Frente a las medidas tomadas por el Gobierno Nacional, el acompañamiento de los sectores culturales ha sido total. Pero más allá de la necesidad de respetar la cuarentena obligatoria hasta fin de mes, ¿es posible pensar en sostener a toda un área de la economía sin actividad garantizada por tiempo indeterminado?

Eso se debate en estos momentos en distintos sectores vinculados a la producción de espectáculos y a la realización de actividades culturales en sentido amplio (talleres, encuentros, seminarios, ferias). A continuación, testimonios de productores y espacios de la ciudad de Córdoba que intentar pensar más allá de la contingencia.

Maximiliano Pita, de MGP Producciones

En el ámbito del teatro, la situación no dista de ser muy diferente a la de otros sectores. “Afrontamos la crisis con toda la tranquilidad que podemos”, asegura el productor Maximiliano Pita.

“Económicamente, para nosotros es un gran problema. Nos dedicamos al teatro estacional, es decir que desde octubre fuimos programando lo que íbamos a traer desde el mes de marzo de este año. Tenemos la inversión ya realizada para lo que no se va a llevar a cabo”, ilustra en relación a las pérdidas que afrontan sus producciones.

“Con respecto a la agenda, creemos que lo que estaba programado no se va a poder poner en marcha. Todo está supeditado a las decisiones que los distintos gobiernos tomen, con las cuales estamos totalmente de acuerdo”, expresa Pita, quien ya había reprogramado las obras Departamento de soltero, Rancho y En el aire y para mayo tenía contempladas giras de espectáculos con Federico Bal y Nicolás Vázquez.

“No hemos solicitado ningún tipo de ayuda del gobierno. Por ahora solo esperamos que todo se solucione poniéndonos a disposición para colaborar en lo que seamos útiles”, cierra.

Florencia Besso, del Centro Cultural Graciela Carena

El Centro Cultural Graciela Carena es uno de los espacios culturales que mayor actividad registra en el centro de la ciudad. Su oferta incluye espectáculos en vivo pero también talleres (para un total de 800 estudiantes) y actividades para adultos mayores.

“No somos sólo una sala de espectáculos, ya que el motor que sostiene al espacio son los más de 40 talleres que suceden de lunes a sábado de 9 a 23, con casi 800 alumnes”, comenta Florencia Besso, coordinadora del centro cultural.

“Estos días de cuarentena son para repensar la vuelta de las clases, en el caso de que se extienda la obligación de guardarnos para cuidarnos. Será sin dudas el uso de las redes (aunque muchas veces nos parezca irracional) el medio que nos acompañe en estos nuevos modos de llegar a los y las alumnos y alumnas”, explica en relación a medidas concretas para paliar la imposibilidad de generar encuentros presenciales.

Por el momento, el Graciela Carena subsiste también gracias al apoyo de una institución privada, la Asociación Civil Cofradía de la Merced.

“Nuestro Centro Cultural no está atravesando la misma situación que la de otros compañeros y compañeras de la cultura”, precisa Besso. “Aunque esa institución también se verá afectada por la realidad actual, al menos no será en la magnitud en la que otres vivirán estos días. Si esto se alarga, la crisis será inmensa y sin dudas tendremos que recurrir a las propuestas y financiamientos otorgados por el Estado que hoy sí está presente”, acota la coordinadora.

Respecto al parate general de actividades, la gestora también da cuenta de los principales damnificados del sector: trabajadores de distintos rubros que dependen de ingresos semanales.

“El no poder hacer espectáculos es un problema claramente, pero no sólo para nosotros. Si bien la programación se verá afectada y, por ende, los ingresos (aunque sean menores si comparamos con los ingresos que nos dejan los talleres) lo que nos preocupa es que un escenario esté cerrado, siendo éste el principal espacio de trabajo para muchos compañeros y compañeras”.

José Palazzo, de En Vivo producciones

Para José Palazzo, productor al frente de En Vivo Producciones, esta es la “peor tragedia que ha recibido la industria del espectáculo en todos los tiempos”.

“Nada, ni la Gripe A, ni Cromañón, le pegó tan fuerte a este sector como esta pandemia”, acota el también organizador de Cosquín Rock, para luego entrar en el ítem “relevamiento de daños”.

“Se canceló la edición de los 50 años del festival de rock más emblemático de la historia, Glastonbury. Se reprogramaron Ultra, Coachella y Lollapalooza. La bolsa marca una tendencia: se desplomaron las acciones de todas las empresas internacionales del sector. Fijate Live Nation, T4F. Se suspendió toda la actividad en el mundo. Y esto afecta a  músicos, técnicos y a muchísimos trabajadores que viven de su trabajo por hora. Pienso también en el personal de los estudios de grabación, las personas que atienden la barra de un boliche, los muchachos de seguridad… Toda esa industria va a recibir un palo impresionante”, lamenta.

En opinión de Palazzo, si el Estado, en sus niveles nacional, provincial y municipal, no hace una inversión importante, todos irán a la quiebra. “Imaginate, por ejemplo, a las bandas de cuarteto con 40 personas que viven de ellas sin actividad por cuatro meses. Sin ningún tipo de ingreso. En Vivo, nuestra productora, tiene La Plaza de la Música con todo suspendido y al Mercado de Alberdi absolutamente cerrado, y debe atender un costo operativo de cuatro millones de pesos al mes. ¿Cuántos meses puede soportar una empresa así un golpe de este tipo?”, se pregunta uno de los agentes más activos del ocio cordobés, quien a su vez puntualiza que el desafío es “global” y que no queda otra que “asumir que el mundo cambió”.

Por último, el productor cordobés apunta a cómo sobrelleva la cuarentena una empresa como la suya: “Mientras pensamos en la reconstrucción, haremos acciones de streaming con nuestros sponsors; son rediseños de movidas que ya teníamos pensadas para el otro contexto”.

“Tenemos que ver cuándo termina esto, cuándo podemos empezar a trabajar y, a partir de ahí, sabremos la dimensión del daño. Aún estamos viendo el principio del accidente”, cierra.

Carolina Gallardo, de Espacio Urda

“Es un golpe durísimo para los artistas en general y para nuestra actividad porque vivimos del encuentro, la reunión es nuestro espacio de trabajo”, resume la actriz Carolina Gallardo e integrante del autogestionado Espacio Urda, donde se presentan obras de teatro entre otras actividades.

“Estamos en contacto con colegas para ver cómo vamos a paliar la situación. Suspendimos funciones y talleres. No es fácil lo que se ve venir. Muchos somos monotributistas y nuestra actividad depende del día a día. Otros trabajan en negro”, describe Gallardo.

Y anuncia una medida colectiva: “En charla con la Red de Salas surgió la idea de hacer una nota que firmamos, dirigida al Estado (municipalidad, provincia y nación) para que tengan en cuenta esta situación, para que haya apoyo de emergencia, y, también, para que se aceleren los pagos de lo que se debe”.

“Necesitamos pagar alquileres, luz, gas. Nosotros tenemos muy buena relación con el propietario pero no es la realidad de todos los colegas. Necesitamos que el Estado intervenga y ponga el foco en los artistas independientes”, especifica la actriz, preocupada.

Juan Huerta, de Barrio Brujo

“En los bares se nos está poniendo difícil”, aporta Juan Huerta, responsable de Barrio Brujo, en pleno Güemes. En su caso, la situación es doblemente compleja porque no se trata sólo de un espacio gastronómico, sino también de uno de los pocos lugares de la zona que tenía programación musical en vivo durante toda la semana.

“Somos como una zona gris. Está lo que comprende Espectáculos Públicos (shows en vivo y boliches) y están los restaurantes, donde la gente está sentada y se vende comida. Nosotros estamos al medio de eso, siempre jugando al límite de todo”, explica.

“Decidimos cerrar para pensar y replantearnos qué hacer”, dice luego de algunos días de funcionamiento a media máquina y con controles regulares para respetar la capacidad del bar y la distancia entre la gente.

“Pensamos hasta en implementar delivery, que es algo que nunca imaginamos porque nuestra propuesta incluye lo cultural, no es sólo vender cerveza”, precisa, al tiempo que explica la necesidad de generar alternativas vía streaming y redes sociales para garantizar ingresos para los artistas.

“Un país más de dos semanas frenado económicamente se pone muy difícil”, resume.

* Nota realizada con colaboración de Germán Arrascaeta y Beatriz Molinari.

Relacionada. Un punto de vista sobre las disposiciones por coronavirus: ¿cómo se reactivará el engranaje cultural?

No habrá festivales, recitales ni shows en general hasta nuevo aviso. Foto: Archivo La Voz
El teatro, uno de las áreas más afectadas en todos sus niveles. Foto: Archivo La Voz
Paulo Londra en el Orfeo Superdomo: una postal que se extraña. Foto: Archivo La Voz
Paulo Londra en el Orfeo Superdomo: una postal que se extraña. Foto: Archivo La Voz
No habrá festivales, recitales ni shows en general hasta nuevo aviso. Foto: Archivo La Voz
El teatro, uno de las áreas más afectadas en todos sus niveles. Foto: Archivo La Voz