Roma. El Papa Francisco impartió una bendición ‘Urbi et Orbi’ extraordinaria para hacer frente a la pandemia del coronavirus, desde una plataforma situada en medio de una Plaza de San Pedro vacía y lluviosa, en la que ha recordado que, como los discípulos en su momento, todo el mundo está en la misma barca para luchar contra este mal.
Francisco subrayó que al igual que ellos, a la humanidad le sorprendió una “tormenta inesperada y furiosa”. “Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos”, relató.
En este sentido, señaló que a raíz de esta crisis, que ha impuesto en la cotidianidad “un vacío desolador que paraliza todo a su paso, los seres humanos han descubierto que no pueden seguir cada uno por su cuenta, sino sólo juntos y que nadie se salva solo.
Por otro lado, el Papa reivindicó a tantos compañeros de viaje que son ejemplares y que ante el miedo han reaccionado dando la propia vida. De ellos, dijo que son personas comunes -corrientemente olvidadas- que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de la historia actual.
Se refería así a médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y “tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo”.
“Cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración”, añadió.
Así, lo ha comparado con la actitud de Jesús, que permanecía en la popa de la barca, en la parte que primero se hunde, mientras los discípulos estaban “alarmados y desesperados” preguntándose si aún les importaba.
“Entre nosotros, en nuestras familias, lo que más duele es cuando escuchamos decir: ‘¿Es que no te importo?’. Es una frase que lastima y desata tormentas en el corazón. También habrá sacudido a Jesús, porque a Él le importamos más que a nadie. De hecho, una vez invocado, salva a sus discípulos desconfiados”, ha recalcado.
Vía crucis
El papa celebrará las ceremonias de Semana Santa en los confines de Ciudad del Vaticano, incluso el Vía crucis del Viernes Santo en las escalinatas de la basílica de San Pedro, en lugar del Coliseo de Roma, como es costumbre.
Debido a la pandemia, Francisco celebrará la misa del Domingo de Ramos, Jueves Santo, Vigilia Pascual y Pascua, el 12 de abril en el altar principal de la basílica.
La bendición extraordinaria de ayer está reservada generalmente para Pascua y Navidad.
Antes de la pandemia, decenas de miles de feligreses habrían atiborrado la plaza el Domingo de Ramos para la misa al aire libre celebrada por el pontífice.