Francia celebra elecciones municipales a pesar del estado de excepción que dejó el país prácticamente desierto, después de que el presidente, Emmanuel Macron, prohibió las concentraciones de más de un centenar de personas como medida de respuesta a la pandemia del coronavirus, que ya dejó casi 80 muertos.

Sin embargo, y con su deseo de mantener la fecha de los comicios, el mandatario quiere transmitir un mensaje de normalidad a pesar de la crisis.

Hoy y el próximo domingo, los franceses elegirán a unos 34.967 alcaldes y concejales en un proceso electoral donde quien obtenga más del 50 por ciento de los votos habrá ganado directamente los comicios. De lo contrario, se verá las caras en la segunda vuelta con el resto de candidatos que hayan obtenido al menos un diez por ciento de los votos.

“Nada se opone a la continuidad de nuestra vida democrática”, ha dicho Macron, que confía en que la concurrencia a las urnas sea aceptable.

El presidente y su partido, La República En Marcha (LREM), no existían políticamente en 2014. Tres años después se impuso en la elección presidencial, pero así y todo no logró llegar de manera significativa a la Francia profunda. Allí donde, según los analistas, impera un “apego a la tierra” y a los “personajes locales”.

Macron tiene el control absoluto del Estado y la Asamblea Nacional (AN), pero no puede aspirar a conseguir un poder municipal significativo. Deberá contentarse con una modesta inserción de sus candidatos en una Francia profunda poco sensible al “cosmopolitismo” de un presidente muy joven y nada “rural”, en los antípodas de los “caciques” municipales clásicos.

Improvisar un candidato

La elección de un candidato de LREM para la Alcaldía de París fue casi una telenovela entre los diputados Benjamin Griveaux y el matemático Cédric Villani. Al final, Villani fue excluido del partido por no querer unirse a Griveaux quien se quedó con la nominación.

Luego, a mediados de febrero, un video sexual que se viralizó en las redes sociales, terminó con las aspiraciones de Griveaux. Agnès Buzyn salió al rescate abandonando la cartera de Salud para convertirse en candidata del partido de Gobierno a tan solo un mes de las elecciones. La campaña en París dejó en evidencia los profundos desacuerdos en el seno del partido que tendrá que jugar la carta de la unidad para las presidenciales de 2022.

Los sondeos no son muy favorables para LREM en las principales ciudades del país. “El hecho de que Emmanuel Macron pierda potencialmente en París, que no gane en ninguna ciudad grande y que las listas que LREM ha apoyado en Niza o Toulouse no estén punteando, demuestra la dificultad del partido para implantarse en el territorio”, explica Jean-Daniel Levy, del Instituto de Sondeos Harris Interactive.

Favorita

La socialista Anne Hidalgo, actual alcaldesa de París, es la favorita para conservar el cargo, pues ostenta un 24 por ciento de intención de voto. Pero no puede confiarse. La conservadora Rachida Dati, de Los Republicanos, está dos puntos abajo, mientras que Buzyn, con el apoyo de Macron, tiene un 19 por ciento de intención de voto.

Rachida Dati aspira a resucitar a la derecha en la capital tras la tormenta del “macronismo” con una subida de tres puntos desde enero, aunque sigue lejos del 35,5 por ciento que logró la anterior candidata conservadora, Nathalie Kosciusko-Morizet.

Una hispanofrancesa: La favorita de hoy en París

Anne Hidalgo, nacida en Cádiz, busca la reelección.

Dada por muerta hace un año, Anne Hidalgo remontó en las encuestas y hoy es favorita. Una de sus virtudes fue identificar los nuevos ejes en los que se mueven la socialdemocracia, el ecologismo y el feminismo.

Reelección. Anne Hidalgo va por un nuevo mandato en París. (AP)