La pandemia del coronavirus genera una preocupación social que limita con el pánico. Sin embargo, en lo político produjo efectos inesperados: un tibio acercamiento entre el presidente Alberto Fernández y el gobernador Juan Schiaretti.

El mandatario provincial participó ayer mediante teleconferencia en la reunión interministerial de seguimiento de la pandemia que encabezó el Presidente.

“Para unificar criterios, se intensificará la comunicación con los gobernadores, a fin de mantenerlos informados de las medidas que adopte la Nación”, precisó un vocero del gobierno central.

Esto en cuanto a la gestión, como un efecto del coronavirus.

Pero hubo otros hechos políticos que no habría que despegar de las consecuencias de la pandemia: se inició un diálogo entre el schiarettismo y los albertistas para evitar la interna del PJ cordobés, prevista para el 26 de abril.

Este acercamiento tendría que ver con el diálogo que el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, mantiene con Schiaretti por cuestiones administrativas y también políticas.

“Wado” fue quien negoció con el gobernador la presencia de los representantes cordobeses en el congreso nacional del PJ.

Ahora, también habría ocurrido con la pulseada local del PJ por los cargos partidarios, que terminará en una lista de consenso que encabezará Schiaretti.

Todo indica que los principales dirigentes albertistas (Martín Gill, Walter Saieg, Carlos Presas y Rodrigo Rufeil) estarán en la lista única provincial, mientras que el referente de ese espacio, el senador Carlos Caserio, tendría reservado un lugar en la conducción del peronismo nacional.

También hubo novedades en otras cuestiones que no están relacionadas con lo partidario, pero que sin dudas tiene connotación política: el secretario de Obras Públicas de la Nación, el villamariense Martín Gill (distanciado de Schiaretti), mantuvo una reunión con funcionarios provinciales.

Los schiarettistas se volvieron conformes por el encuentro. Hubo promesas de priorizar la obra de la autopista 19 y pagar parte de la deuda con la Provincia.

Siempre hay un pero…

La pandemia del coronavirus acercó posiciones, pero no resolverá las diferencias políticas que tienen Fernández y Schiaretti.

Se dijo en esta columna. El gobernador mantendrá su estrategia de sostener una “relación institucional” con la Nación, pero evitará involucrarse con un gobierno en el que participe la influyente vicepresidenta Cristina Fernández.

El conflicto con el campo es una muestra gratis de esta postura. Los diputados schiarettistas aprobaron la ley de emergencia, pero rechazaron el aumento a las retenciones agropecuarias.

El martes pasado, mientras el Presidente cuestionaba en duros términos el paro agropecuario, el ministro de Agricultura de Córdoba, Sergio Busso, decía que “entendía” las necesidades financieras del Gobierno nacional, pero volvía a catalogar a las retenciones como un “mal impuesto”. También insistía en que hay que defender al campo como actividad productiva fundamental.

En la reunión de días pasados con 50 dirigentes cordobeses que Caserio llevó a la Casa Rosada, Alberto Fernández tuvo definiciones filosas, sin dar nombres. “Quiero a dirigentes como ustedes, que tengan convicciones para apoyar a este proyecto político sin especular”. Todos los presentes entendieron que se refería al gobernador de Córdoba.

Schiaretti tiene convicciones, pero no son las mismas que las del Presidente de la Nación.

De allí las diferencias políticas, que persistirán pese a que el coronavirus los acercó un poco.

Alberto Fernández. Presidente.