El protagonismo absoluto del Gobierno nacional por la crisis sanitaria y la cuarentena en todo el país, debido al coronavirus, profundizó la interna que atraviesa Juntos por el Cambio desde la derrota de Mauricio Macri, cuando pasó a ser oposición.

De las discusiones se visibilizan dos actitudes: una, moderada, de acompañamiento a las medidas del Ejecutivo y cautela a la hora de fijar posiciones públicas; y otra, ultracrítica y radicalizada, de quienes sostienen que el votante de JPC no está siendo representado.

“Los ‘reaccionarios’ cuestionan a los ‘ingenuos’ y los ‘ingenuos’, a los ‘reaccionarios’. Así son nuestros halcones y palomas”, graficó en diálogo con La Voz un diputado que dice mantenerse al margen de tal grieta.

Desde esa óptica, Horacio Rodríguez Larreta es hoy por hoy la contracara de Patricia Bullrich: por su rol de jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, la puerta de entrada al país, desde el minuto uno se puso a la par de Alberto Fernández y es el principal articulador de la Capital, la Provincia de Buenos Aires —que gobierna Áxel Kicillof— y la Nación, para atenuar la pandemia y sus múltiples consecuencias.

En el Congreso, Mario Negri (UCR) y Cristian Ritondo (UCR) se pusieron a disposición de la Casa Rosada. El cordobés llegó a decir: “Presidente, usted es el comandante en esta pelea contra el coronavirus”.

Del otro lado están los macristas Waldo Wolff y Fernando Iglesias, quien dice que “el Gobierno está tomando medidas ilegales y anticonstitucionales”.

Las desavenencias tuvieron su impacto en el interbloque, que desde hace tres semanas funciona por Zoom, Skype y WhatsApp. Pero vienen de antes.

Rivalidad y desunión

La novela de desencuentros empezó a escribirse este año con la elección del radical Jesús Rodríguez como presidente de la Auditoría General de la Nación (AGN), que enfrentó a la UCR con el PRO, que perdió la pulseada.

Y siguió después con la rebaja jubilatoria para jueces: en Diputados la presencia en el recinto del entonces designado embajador Daniel Scioli les sirvió de excusa para no participar de la sesión y, así, ocultar las diferencias de postura sobre la iniciativa; y en la Cámara Alta, varios senadores del interbloque se fueron del recinto para no votar en contra.

El último capítulo se escribió el lunes, cuando los diputados de la Coalición Cívica-ARI, el espacio que lidera Elisa Carrió, abandonaron el grupo de WhatsApp del interbloque, después de un airado cruce de mensajes por texto y por audio.

En diálogo con La Voz, algunos diputados admiten que esa discusión fue fuerte pero confían en que la bancada se mantendrá unida. Otros, en cambio, vaticinan que más temprano que tarde se producirán una o más rupturas.

Figuras

El interbloque tiene 116 miembros y es presidido por el radical Mario Negri, a quien le cuestionan que ese lunes se apresuró al divulgar una carta con un pedido al presidente Fernández para que disponga una reducción del 30 por ciento en los salarios altos de los tres poderes del Estado, como gesto ante el duro perjuicio económico que ya sufren miles de familias como consecuencia del aislamiento ordenado por su gobierno.

El diputado por Córdoba, sin embargo, quedó en el medio de una pelea que en verdad tenía otras oponentes, que curiosamente no son diputadas: por un lado, Carrió, por el otro, la presidenta del PRO, Bullrich, líder del sector extremista de la alianza opositora.

El enojo de algunos diputados del PRO y la UCR es de carácter procedimental: reprochan que Negri decidió publicar la carta en Twitter horas después de que se había acordado que no se tomarían decisiones a las apuradas y que todas serían discutidas.

En la Coalición Cívica-ARI, en cambio, la crítica es de fondo y en perfecta línea con Carrió: no sólo no están de acuerdo con la rebaja salarial sino que le recriminan a Patricia Bullrich el haber instigado a través de las redes sociales y Whatsapp la realización de los cacerolazos para que los políticos se reduzcan los sueldos.

La propia Carrió salió por Twitter a sentar postura: “Expresamos nuestro respaldo y respeto a Horacio Rodríguez Larreta, su equipo de gobierno y a todos los que manejan la crisis. Hoy debemos acompañar de manera solidaria, colectiva y sin personalismos. Pretender sacar ventajas personales a costa de uno de los distritos que nos toca gobernar, es inmoral y éticamente reprochable. Son tiempos de prudencia y no hay lugar para  oportunistas”, dijo “Lilita”.

En la Coalición Cívica-ARI acusan a la exministra de Seguridad, que mantiene un enfrentamiento de años con Carrió, de haber presionado todo el lunes para que los diputados primerearan al oficialismo en pedir rebaja salarial.

“Se escuchó el #ruidazo. Los legisladores de Juntos por el Cambio piden al Gobierno que funcionarios, legisladores y jueces aporten parte de su sueldo para ayudar a los que no pueden trabajar. La solidaridad de los que más ganan en el Estado es fundamental para paliar la crisis”, tuiteó Bullrich casi a las 23 del lunes, una hora y media después del cacerolazo.

Liderazgo en juego

El enojo expresado por la Coalición Cívica-ARI en verdad proviene de Rodríguez Larreta, quien ha hecho saber dentro del PRO que a él, como gobernante, en plena pandemia, todo ruido de la política, como un cacerolazo o pedir que se rebajen los salarios, no le sirve. Más bien le resta.

Unos dicen que Bullrich “hace lo que quiere” y que Ritondo, en carácter de jefe del bloque PRO, no la puede controlar.

Otros, en cambio, afirman que la exfuncionaria en verdad está jugando su juego: no son pocos quienes consideran al mandatario porteño la figura opositora mejor posicionada para 2023; pero en el PRO también están Macri y la exgobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. No hay desbordes, dicen, sino acciones deliberadas.

“Cada vez hay más tirantez, más diferencias de criterio a la hora de tomar postura como oposición. Todos los temas se discuten con cada vez más virulencia”, dice un diputado del PRO.

En ese bloque, además, un grupo de diez diputados, que responden a Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, ya están con un pie en la puerta desde el 10 de diciembre: Sebastián García de Luca, Juan Aicega, Gustavo Hein, Felipe Alvarez, Domingo Amaya, Marcelo Orrego, Eduardo Cáceres, David Schleret, Martín Grande y Federico Frigerio.

Dicen que hoy no es el momento de romper. Mañana, quizás, sí.

Diferencias. Las partes de Juntos por el Cambio, desacopladas. (Prensa Interbloque)