La cuarentena provocada por el avance del Covid-19 elevó la demanda de criptomonedas (dinero virtual), principalmente bitcoin, por una confluencia de factores tanto en Argentina como en el resto del mundo.

La criptomoneda es un token cifrado digital de manera segura que se usa para intercambiar productos y servicios, sobre todo en el mundo virtual, pero cada vez más en el real.

Se estima que existen en el mundo de tres mil a cinco mil criptomonedas.

Las más conocidas son bitcoin, ethereum, binance coin (BNB) y litecoin (LCT), a las cuales se suman las criptomonedas estables como tether, cuya unidad siempre vale un dólar.

Un reciente estudio de la consultora Arcane Research advirtió que las compras semanales en Argentina de LocalBitcoins (bitcoin en pesos) aumentaron 139 por ciento en dólares entre enero de 2018 y abril pasado, cuando hubo semanas que superaron los 450 mil dólares.

Según datos del mercado local, los LocalBitcoins vienen batiendo récords desde hace cinco meses: en diciembre hay semanas que registró compras por 32 millones de pesos, en marzo se superaron los 34 millones de pesos y el mes pasado hubo semanas que sobrepasaron la barrera de los 45 millones de pesos. 

A esto se agrega que en los últimos meses desembarcaron en el país grandes operadores globales de criptomonedas, como la mejicana Bitso, la china Huobi y la china-japonesa Binance.

Es que a esta tendencia se sumaron situaciones particulares vinculadas al aislamiento.

“Comprar bitcoin es una manera de escapar a los controles de capitales. Vía transferencias bancarias o con efectivo, desde clientes ABC1 con excedentes hasta empleados en relación de dependencia que están comprando”, explica Manuel Beaudroit, socio de Bitex.

Esta empresa, dedicada a operatorias profesionales y comerciales con el exterior a través de bitcoin, vio un aumento importante en las consultas a partir de la segunda semana de cuarentena en el país.

Para Antonella Perrone, CFO (gerenta financiera) de Xcapit, el esquema de aislamiento social agregó otro factor que impulsó la demanda.

“Muchas personas empezaron a averiguar para enviar dinero al exterior porque tienen hijos o familiares que quedaron varados, ya que resulta más barato que el canal tradicional”, indicó.

Su empresa con sede en Córdoba se dedica a generar bots (robots virtuales) que automatizan la inversión en criptomonedas. Desde el 1° de marzo pasado, el capital gestionado aumentó 300 por ciento en dólares y 88 por ciento en cantidad de fondos.

Canal de inversión

El bitcoin es una moneda volátil en cuanto a precio, en parte porque le falta madurez. Pero el movimiento de precios que tuvo en los últimos 12 meses también le dio un empuje.

Desde fines del año pasado y hasta febrero, su valor subió hasta los 10 mil dólares. Luego bajó violentamente hasta tocar los 4.800 dólares en marzo, y eso llamó la atención de los inversores, que al verlo “barato” empezaron a comprar, lo que volvió a elevar su precio por encima de los 8.600 dólares. En el país, como no sigue la cotización oficial, su precio oscila el millón de pesos.

Según Beaudroit, a esto se suma un suceso tecnológico que se dará el 12 de mayo próximo: el halving. Cada cuatro años, se reduce a la mitad la cantidad de bitcoin que pueden generar los “mineros” (productores de bitcoin) cada 10 minutos –pasará de 12,5 por ciento de lo que se podía hacer al principio a 6,25 por ciento–, lo que provocó una reducción en la oferta.

“En las últimas semanas, recibimos consultas de bancos tradiciones y de empresas tecnológicas para sumar criptomonedas a sus carteras de inversión. Los inversores ven que caen las bolsas del mundo por la recesión global y que la mayoría de los países acude a la emisión monetaria, lo que puede generar devaluación de las monedas físicas. La gente les perdió el miedo a las monedas virtuales y eso genera más interés no sólo en Argentina, esto sucede en todo el mundo”, explica Perrone.

¿En lugar de bonos?

Un estudio del año pasado de la consultora internacional Statista indica que, de los 10 países con más usuarios de criptomonedas, cinco son latinoamericanos, y que Argentina se encuentra en el cuarto puesto con 16 por ciento. 

“La falta de confianza en los gobiernos y los problemas en enviar remesas al exterior son problemas de toda la región. Eso hace que sea común el uso de criptomonedas”, explica Perrone.

Por eso, desde el mundo tecnológico, se empezó a plantear que, en situaciones de crisis, en lugar de bonos, una provincia puede emitir criptomonedas, que se generan a través de tecnologías seguras como Blockchain. 

“Una provincia puede generar criptomonedas contra un activo, por ejemplo, los impuestos adeudados, y con eso puede pagarles a sus proveedores, con lo que crea un pasivo en unidades virtuales que se pueden atomizar en miles de unidades, y con eso la gente podría pagar impuestos o comprar en el mercado local”, explica Martín Carranza Torres, director de Carranza Torres & Asociados, un estudio jurídico especializado en derecho informático.

Según el especialista, para las administraciones provinciales, esta alternativa no es muy atractiva porque es un sistema “perfectamente transparente y bajo el control de todos, y en esto ninguna provincia quiere ser la primera”.

Carranza Torres relativiza los dos grandes cuestionamientos con los que se apuntan a las criptomonedas: la volatilidad de su precio y la posibilidad de fraude. 

“La volatilidad que tiene bitcoin no es aplicable a ethereum o a tether, que son estables. Y, en cuanto a las estafas que se conocen, estas se produjeron por plataformas que administran bitcoin y que se quedaron con las claves, pero, en la actualidad, hay empresas que se dedican a guardar la clave, lo cual lo hace tan seguro como cualquier sistema tradicional”, explica.

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Inversión. Bancos y fondos de inversión buscan en el bitcoin una alternativa frente a una economía mundial en caída por el Covid-19. (La Voz/archivo)