Con evidente nerviosismo y angustia, el presidente Alberto Fernández anunció anoche el establecimiento de una cuarentena general para los más de 44 millones de habitantes del país desde anoche y hasta el 31 de marzo, con excepciones para garantizar la provisión de alimentos, medicamentos, combustibles y atención médica, en medio de la durísima batalla sanitaria para evitar que la pandemia de coronavirus cause estragos en la Argentina.

Fernández lo anunció ante la prensa cuando el país registraba 128 infectados de los 243 mil que hay en el mundo y tres de los 9.867 muertos. Tomó la decisión después de varios días de debates con el consejo consultivo (que integran infectólogos, epidemiólogos y científicos), abogados constitucionalistas, los 24 gobernadores, la oposición política y su propio gabinete.

“He tomado una decisión: dicté un Decreto de Necesidad y Urgencia por el cual a partir de las 0 horas de este viernes, todos los argentinos deberán someterse al aislamiento social preventivo y obligatorio. Esto quiere decir que nadie puede moverse de su residencia, todos tienen que quedarse en sus casas. Es hora de que se comprenda que estamos cuidando la salud de los argentinos”, dijo el Presidente.

Fernández les pidió a todos los gobernadores “la máxima severidad” para con aquellos que transgredan. “Uno está peleando contra un enemigo invisible que se mete en el cuerpo de los otros y no lo puede detectar. Pero uno tiene dos peleas: una contra la pandemia y otra contra la psicosis. Quiero llevar tranquilidad, estamos preparados para enfrentarla”, añadió.

Y explicó que decidió dictar la medida ahora porque la semana que viene es corta, debido al feriado del 24 y al puente del 23. También se adelantó el feriado del 2 de abril al martes 31 de marzo, y se instituyó “puente” el lunes 30. De este modo, este receso abarcará cuatro día hábiles, cuatro de fines de semana y cuatro feriados.

“Tratamos de que los efectos sobre la economía sean lo menos dañinos posibles”, afirmó. Y más adelante aclaró que espera una “ralentización de la actividad”, con menor recaudación y con problemas que serán atendidos por un “gabinete federal” que integrarán él y los mandatarios provinciales.

Detalles de lo decidido

Se podrá salir de la casa para “lo necesario para la vida habitual”, como comprar comida o medicamentos. “Van a poder ir a los almacenes, farmacias o ferreterías. Pero la Prefectura, la Gendarmería, la Policía Federal y las policías provinciales estarán controlando las calles. Y quien no pueda justificar qué hace en la calle será sometido a las sanciones que prevé el Código Penal”, afirmó el mandatario.

El propio jefe del Estado reconoció que este completo endurecimiento de las restricciones sociales fue dictado después de ver que miles de argentinos no habían entendido el estado de situación y continuaban deambulando como si nada pasara, incluso yendo de paseo a la Costa Atlántica. “Vamos a ser absolutamente inflexibles. Es una medida excepcional dictada en un momento excepcional, pero en el marco de lo que la democracia permite”, dijo preocupado.

Están exceptuados de cumplir con la cuarentena aquellos dedicados a la conducción de los gobiernos nacionales, provinciales y municipales; sanidad, fuerzas de seguridad y armadas; y, en el sector privado, trabajadores en la producción de alimentos, fármacos, petróleo y refinerías, entre otros.

Por su parte, el ministerio de Salud les repartió a los gobernadores en la reunión de ayer un informe con cuatro escenarios posibles. Allí se plantea que si este aislamiento no es acatado por todos, podría haber una evolución de los casos según el comportamiento del Ratio de Incremento de Casos Diarios (RIC) observado en China. Esto permite inferir una proyección de 250.000 infectados en la Argentina con 2.500 personas fallecidas. Y es lo que se busca evitar.

Fernández no habló de números ni de proyecciones. Pero fue enfático sobre la decisión tomada: “Nos hemos propuesto evitar que el ritmo de contagio se acelere de tal modo que el sistema sanitario argentino no lo pueda atender. Hemos previsto un plan por el cual manteniendo distancia entre nosotros, teniendo cuidados, guardándonos en nuestras casas, vamos a evitar que el virus se propague, y si se propaga, que se va a propagar, evitar que los contagios crezcan de tal modo que el sistema sanitario argentino pueda hacer frente”.

El Gobierno estudió experiencias internacionales. Y detectó que los países en los que se determinó la cuarentena obligatoria cuando aún había pocos casos, la curva de infectados fue mucho más leve. Esta última experiencia es la de Japón, que acumula 924 casos y 29 muertos desde el 20 de enero, cuando se detectó el primer infectado. Mientras que Italia tiene 41.035 casos y 3.405 muertos desde el “paciente cero” diagnosticado el 31 de enero.

Lo que viene

Además, la urgencia de la decisión la terminó de establecer el operativo de repatriación de argentinos que están varados en Estados Unidos y en Europa, zonas consideradas de elevada circulación del virus.

Fuentes de la Cancillería le dijeron a La Voz que son cerca de 30 mil los argentinos que esperan ser repatriados. Al menos 7.000 están en España; 5.000, en Estados Unidos; 1.000, en Francia; 900, en Reino Unido; 700, en Italia; 400, en Alemania y el resto en más de 50 países distintos. Todos esos territorios tienen el virus en fase de circulación y contagio por contacto estrecho.

Los propios gobernadores venían previendo las restricciones a la circulación. Cuando ayer comenzó la reunión en Olivos, las provincias de Chaco, Santa Fe, Salta, Jujuy, Mendoza, Santiago del Estero y Tierra del Fuego ya habían decidido cerrar de manera total o parcial sus fronteras.

La medida busca aplacar la curva de crecimiento de casos en el país, aun cuando no se conoce con exactitud cuál es la magnitud del problema en la Argentina por las limitaciones que tiene el Instituto Malbrán.

El Malbrán pasó de hacer 60 a 150 tests por día, pero rápido se colapsó. El Ministerio de Salud habilitará paulatinamente en los próximos días a 36 institutos en los 24 distritos para que procesen las muestras. Esto llevará unos días dada la necesaria instalación de equipos, la llegada de los reactivos y la capacitación del personal.

Calles semivacías en Córdoba. (La Voz / José Hernández)
Calles semivacías en Córdoba. (La Voz / José Hernández)