Si bien hay un costado del negocio de las aplicaciones de
delivery
que protagoniza una discusión abierta en Argentina (el encuadre legal de sus repartidores), su adopción por parte de comercios y de consumidores crece de manera sostenida.
Rappi, PedidosYa y Glovo, las más fuertes, ya son utilizadas por una red total de 2.900 comercios de distinto tipo en Córdoba.
Y a medida que expanden su operación local, su modelo de negocios evoluciona y detona novedades.
¿La última? Las dark kitchen o cocinas ciegas, negras o fantasmas, según la jerga del rubro.
En el país, las primeras se activaron en los últimos meses de 2019, montadas por las propias aplicaciones primero en Buenos Aires.
Aquí en Córdoba, confirmaron desde Rappi, ya funcionan dos, aunque creadas por uno de sus comercios aliados, pero bajo su asesoría en materia de “inteligencia comercial”. La empresa, no obstante, prefirió preservar el nombre del comercio.
Fuentes del mercado señalaron que una de ellas está ubicada en Nueva Córdoba y la otra en la zona norte de la ciudad, próxima a un corredor gastronómico.
Formato
Invisibles para el consumidor por ser de puertas cerradas, las “cocinas fantasma” se montan para el uso de una o de varias marcas gastronómicas y preparan en exclusiva órdenes de delivery.
Su localización física es estratégica: están en sitios en los que a los repartidores les resulta más simple y rápido completar las entregas. Trabajan en horarios en los que hay demanda y permiten hacer crecer el negocio de delivery a menores costos.
En el modelo más usado, la cocina es montada por la app y usada por uno o varios de sus clientes: restaurantes a la calle que ganan un “brazo” para resolver sólo delivery o incorporar ese servicio sin saturar sus cocinas.
En España, donde el modelo debutó antes, ya existen marcas gastronómicas que operan sólo con “cocinas fantasma” y por el canal de pedidos (no tienen locales).
A cambio de financiar la cocina, la aplicación puede exigir exclusividad de reparto o multiplicar varias veces la comisión que habitualmente carga sobre esos pedidos a la firma gastronómica.
Ese es el modelo que sigue Glovo en España, país donde también proliferan las dark kitchen de Deliveroo, una plataforma británica de peso en Europa.
Freddy Morozovsky, socio de Johnny B Good y CEO de Brex, una empresa que gestiona algunas de las marcas gastronómicas más exitosas de Córdoba (Sushi World, Peñón del Águila, Black Pan, Oh my bowl), asegura que el modelo de las “cocinas fantasma” ya está en la conversación local.
“Tenemos un acuerdo de exclusividad con Rappi. Sabemos que ya hay “dark kitchen” funcionando en Buenos Aires, que las apps las impulsan y las apoyan económicamente. Hablamos del tema con la plataforma, es muy interesante. No hace falta de manera inmediata, pero sí a futuro, cuando el crecimiento supere el punto de venta”, señaló Morozovsky.
El acuerdo con Rappi permitió, por ejemplo, que la marca Johnny B. Good activara entregas por delivery, un servicio que antes no tenía y que hoy crece.