El exalcalde de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg, se bajó de la carrera por lograr la nominación del partido demócrata para las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
No haber conseguido buenos resultados en Nevada y Carolina del Sur, por el escaso apoyo que tuvo de latinos y afroamericanos, obligron al candidato a tomar esta decisión.
Su perfil
Con un apellido impronunciable y un currículum digno de una figura renacentista, Buttigieg reunió una notable base de votantes que confiaban en elegir al primer presidente abiertamente gay de EE.UU.
A sus 38 años, Buttigieg se apoyó en su indudable carisma para lanzar una campaña que en muchos sentidos aspiraba a parecerse a la del expresidente Barack Obama (2009-2017), y logró impresionar a muchos con su historial como hijo de inmigrantes y su capacidad de tocar el piano y hablar siete idiomas, entre ellos el español.
Mezcló ese mensaje esperanzador con unos valores profundamente cristianos y la constante reivindicación de su condición como veterano del Ejército, ya que combatió en Afganistán.
Eso le convirtió en parte del ala más moderada del Partido, desde donde reivindicó la necesidad de un relevo generacional para arrebatar el poder a Trump. Sus críticas más afiladas al presidente no partían desde posturas progresistas, sino desde donde más le puede doler, la religión.