El final de la temporada 2012/13 encontró a Bayern Munich con un triplete de lujo, el primero para un equipo alemán: campeón de la Bundesliga, de la Liga de Campeones de Europa y de la Copa de Alemania, en ese orden y bajo la conducción técnica de Jupp Heynckes.

El equipo que contaba con jugadores como Manuel Neuer, Ribery, Arjen Robben, Tony Kross cosechó récords para todos los gustos en la Bundesliga: logró 91 puntos, le sacó 25 al segundo, consiguió una seguidilla de 14 victorias y mayor cantidad de triunfos en una temporada con 29 festejos, entre otras medallas estadísticas que se colgó.

Ganada la liga con fusta bajo el brazo, en la Champions League derrotó a Borussia Dortmund en Wembley en la única final alemana de “la Orejona”, consiguió así por quinta vez la copa deseada y superó 12 años sin títulos a nivel europeo. Y como frutilla del postre, derrotó a Stuttgart para quedarse con la Copa Alemana.

Con semejantes logros, en Argentina los hinchas ya estarían juntando bronce para fundir una estatua griega del entrenador. Pero en el caso de los bávaros, Heynckes sabía con seis meses de antelación que no le iban a renovar el contrato. Pese a la triple alegría histórica y los récords obtenidos, los exjugadores devenidos en dirigentes Uli Hoeness y Rummenigge habían decidido contratar a Pep Guardiola, enamorados del juego de Barcelona.

En junio de 2013, Heynckes se fue dejando la vara bien alta, y el español llegó y efectivamente impuso su forma de jugar, que fue revolucionaria para el club y para el poco sutil fútbol alemán.

De la mano de Guardiola, Bayern no desentonó: sumó otras tres Bundesliga (en la primera superó récords de su antecesor), dos Copa de Alemania, una Supercopa de Europa (derrotó a Chelsea) y un Mundial de Clubes, el de Marruecos 2013, al derrotar en la final a Raja Casablanca. Sin embargo, no pudo avanzar más allá de semifinales en la Champions League, lo que le valió a Guardiola no pocas críticas, en especial tras la eliminación contra Real Madrid en la edición 2013-14, con dos derrotas por 1-0 y 4-0.

La última temporada de Guardiola en Baviera fue la 2015-16 y su lugar fue ocupado por Carlo Ancelotti, quien consiguió la quinta Bundesliga consecutiva (más las Supercopa de Alemania 2016 y 2017 sobre Borussia Dortmund); Heynckes volvería al club para conquistar la sexta; con Niko Kovak, Bayern lograría la séptima (y la Copa de Alemania sobre RB Leipzig), y la última y más reciente consagración poscuarentena fue bajo el mando de Hans Dieter Flick.

La supremacía de Bayern Munich es apabullante, por no decir asfixiante, en el ámbito doméstico, a pesar de que desde Guardiola en adelante la silla de entrenador es casi un asiento eyector que se activa por eliminaciones en torneos europeos, derrotas puntuales o por bajos rendimientos en la liga alemana. A lo que se agrega un vestuario de peso, en el cual hay cuatro jugadores que vienen ganando Bundesliga desde 2013: Thomas Müller, David Alaba, Jerome Boateng y Javi Martínez.

Pero esta hegemonía dentro de Alemania de “la Bestia Negra” (y que sólo Borussia Dortmund se atreve a discutirle en los últimos tiempos) no se replica a nivel continental desde la Supercopa de Guardiola, y eso pone muy nerviosos a hinchas y a dirigentes. De hecho, con ocho campeonatos consecutivos conseguidos, sólo logró consagrarse campeón de Europa una sola vez en 2013, en el inicio de la seguidilla.

Una nueva Bundesliga implica otra oportunidad en la máxima competencia europea para el club más ganador y exitoso de Alemania con 30 títulos de liga, 19 copas (en julio juega la final por la 20ª con Bayer Leverkusen), ocho supercopas, seis Copas de la Liga, cinco Champions League, una Recopa de Europa, una Copa Uefa, tres Intercontinentales y una Supercopa de Europa.

Su historia dice que vistieron su camiseta jugadores como Beckenbauer, el arquero Maier, Gerd Müller, Rummenigge, Hoeness, Breitner, entre tantos. Pero la historia del club también atesora una medalla extra, tan brillante como la más pulida de sus copas: la de haberle plantado cara a los nazis en el esplendor de su brutalidad, al punto de que uno de sus presidentes, Kurt Landauer, de origen judío y con quien el club consiguió su primer título en 1932, fue destituido y enviado a uno de sus infames campos de concentración, el de Dachau.

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Revolucionario. Lo de Pep Guardiola fue sublime en el equipo alemán. Y ganó tres veces la Bundesliga, pero no en la Champions. (DPA /archivo)
El quinto. Franck Ribery, Robert Lewandowski, Arturo Vidal, Rafinha y Douglas Costa festejan el título del Bayern Múnich el 29/04/2017 en el estadio Volkswagen Arena de Wolfsburgo, Alemania. El Bayern Múnich de Carlo Ancelotti conquistó la Liga alemana de fútbol al golear por 6-0 al Wolfsburgo y se convirtió así en el primer equipo que gana el torneo cinco veces consecutivas. (DPA / archivo)
Ocho. Son los títulos consecutivos que alcanzó el Bayern en la competencia doméstica. (@FCBayernES)
Bien alto. Seis fechas antes de que culminara el torneo, de la mano de Jupp Heynckes, el Bayern logró el primero de los ocho títulos en cadena. (AP/archivo)
Revolucionario. Lo de Pep Guardiola fue sublime en el equipo alemán. Y ganó tres veces la Bundesliga, pero no la Champions. (DPA/archivo)
El quinto. Franck Ribery, Robert Lewandowski, Arturo Vidal, Rafinha y Douglas Costa festejan el título del Bayern Múnich, el 29/04/2017, en el estadio Volkswagen Arena de Wolfsburgo, Alemania. El Bayern Múnich de Carlo Ancelotti conquistó la Liga alemana de fútbol al golear por 6-0 al Wolfsburgo y se convirtió así en el primer equipo en ganar el torneo cinco veces consecutivas. (DPA/archivo)