El gobierno de Alberto Fernández insistió ayer en que el proyecto sobre el aborto que prepara para presentar en el Congreso incluye no sólo la despenalización, sino también la legalización de la práctica en centros de salud pública.
En tanto, la Iglesia Católica –la principal opositora en el debate sobre el tema– reforzará su “acción pastoral en defensa de la vida”, a la espera del nuevo tratamiento que se dará este año en el Parlamento.
Luego de que el miércoles el presidente Alberto Fernández confirmó desde París que está en sus planes el envío de una nueva iniciativa al Congreso, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, afirmó que “es necesario avanzar en la despenalización y después en la legalización”.
La ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, señaló en tanto que el proyecto es de legalización.
Gómez Alcorta es una de las funcionarias que está al frente de la redacción del proyecto, junto a la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, y al ministro de Salud, Ginés González García. “Se está trabajando de un modo interdisciplinario”, dijo.
Sobre el uso del término “despenalización” por parte de algunos funcionarios, sostuvo: “Entendemos que se trata más de una cuestión semántica a pesar de que sabemos las enormes diferencias”. “Yo soy abogada penalista, además. Sin lugar a dudas es un proyecto de legalización el que se va a enviar al Congreso”, insistió la ministra.
En medio de los cruces de ayer por el aborto, pareció un guiño de Fernández a la Iglesia el anuncio el mismo miércoles de que también se está elaborando otra iniciativa, denominada el “Plan de los 1.000 días”, que tiene como objetivo garantizar la alimentación de la madre desde el embarazo hasta que su hijo tenga dos años.
“Si la mujer quiere tener el hijo, la falta de recursos no será una excusa. El Estado le garantizará una adecuada alimentación”, subrayaron fuentes oficiales.
El programa se inspira en uno similar que funciona en Francia, que consiste en que el Estado garantiza a la madre su alimentación y suplementos necesarios durante el embarazo, y luego monitorea al progenitor hasta los dos años.
Por su parte, la cúpula de la Iglesia Católica convocó para el próximo 8 de marzo, cuando se conmemora el Día Internacional de la Mujer, a una misa en la Basílica de Luján en la que ratificará su posición contra el aborto y se pedirá “por la protección de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural”, bajo el lema “Sí a las mujeres. Sí a la vida”.
Se invitó a concelebrar el oficio a “todos los obispos”.