El entusiasmo y la incertidumbre. Entre esos extremos pendula Caro Merlo, la cantante de Fly Fly Caroline.
Y las razones de ese movimiento encuentran sentido en el lanzamiento de La noche, el último simple de su proyecto, en un momento de debate permanente sobre la sustentabilidad de la autogestión. “Hace un año que estamos pensando cómo seguir funcionando como banda en el último contexto social y económico. Y a ese proceso, ahora hay que sumarle la pandemia, que terminó de cerrar la idea de que así ya no se puede trabajar más. Yo, por lo menos, no quiero trabajar más así. Es muy agotador. No se adapta a la vida real”, explica la cantante de modos expresivos aterciopelados. Y de posiciones firmes y claras, aunque no extremas ni dogmáticas, según dejará en claro más adelante.
Caro dice que ha visto varias publicaciones de bandas que deciden separarse: “¿Cuánto tiempo deben haber venido con eso? Creo que este momento, el de la pandemia, volvió evidente que así como están las cosas no se puede. No nos vamos a separar, pero sí buscaremos una nueva manera de trabajar. En algún punto, eso implica dejar de hacer algunas cosas que planeamos, o hacerlas de modo más inteligente. Por ejemplo, no es inteligente sacar un disco conceptual y recomplejo”, se explaya.
Merlo se confiesa amante de los discos como una entidad conceptual granítica, pero asume que hay una distancia entre lo que planea y lo que finalmente sucede. “Ha ido cambiando la idea de sacar un disco, un long play. Nos ha parecido más real, más posible, ir pensándolo por partes. Sacar nuevo material, sacar nuevo material y así, hasta redondear el disco. El long play ha pasado a ser una cosa muy fantasiosa”, interpreta.
“Pero tenemos el repertorio en torno a una idea –apunta–. Hay muchas canciones por grabar, por publicar. Me encantan los discos largos pero la industria no está necesitando eso. Sacar un long play es como ir demasiado contra la corriente. Con este lanzamiento, precisamente, tratamos de ir con la corriente. La idea es hacer música para compartirla y no para usarla con la idea de mostrarte contrario a una nueva forma de consumo”.
La noche es una canción ganchera que, hacia el final, se convierte en otra más experimental. Y en su lírica plantea “¿Cómo esperar a que pase la tormenta si yo soy la que está provocando el viento?”
En definitiva, deja la sensación de que hay que ser consecuente con lo que se expresa. Onda: no vale quejarse por la sustentabilidad ambiental sin en el ámbito privado malgastás los recursos, no separás la basura…
Merlo: “Es tal cual eso. Pero ahora te hago un paréntesis. Días atrás hablábamos con Lucas Heredia en un vivo de Instagram y le decía que algunas canciones hacen futurología sin buscarlo. Me pasó con Síntomas, el otro lanzamiento de Fly, que tiene que ver con esas cosas que se van cayendo, desgranando. Con lo que te apuntaba antes. Y este nuevo, habla mucho de hacerse cargo”.
“Por ejemplo: te fuiste de viaje, sola, sin mucha guita y a la loma del traste. La cosa se empieza a complicar y te preguntás ‘¿Quién me puso en esta situación?’ ¡¡¡Vos misma!!! Viene un poco ahí, hacerse cargo de las cosas, de las decisiones que se toman”, amplía sobre una composición sobre “esas noches eternas en las que te pasás pensando ‘¿Qué hago acá?’ ‘¿Por qué hago esto?’ “
“’Bueno, me la banco’, suelo contestarme. Son pensamientos que te atraviesan en pos de ir hacia algo mejor. Algo que te empuja a seguir buscando de una manera osada, que te saque de la zona de confort”, completa Merlo acerca de una letra simple.
“La noche es una de mis canciones con menos letra –confirma–. El resto de la comunicación lo hace la música. En una parte del clip salimos cantando con mi hermano en algo cercano a rearmonización de todo. Se vuelve sentimental por unos segundos”.
–Y en lo que refiere al contexto de empoderamiento femenino, ¿en qué lugar te ubicás? ¿En el de una portavoz?
–Me cuesta tomar un lugar claro, pero sí busco aportar cosas específicas. En trabajar en ocupar un espacio que hasta hace poco estaba ocupado por hombres en un 100 por ciento, por ejemplo. Tomar roles que, por ahí, otras mujeres no han podido, como el liderazgo a partir de la composición, de tocar un instrumento, de organizar movidas. Desde ese lado aporto lo que puedo y sé que es importante, porque me llegan mensajes de amigas, de compañeras y de chicas que aseguran sentirse interpeladas. Representa una responsabilidad muy fuerte, que la divido con mi parte de enseñar.
–¿Por qué?
–Porque tengo muchas alumnas en un taller de composición de canciones. La mitad del cupo, ted ría… Y es muy loco porque claramente están ahí porque le estoy demostrando que “hay una chica que lo hace y que puede”. Soy consciente de que estoy mostrando algo y, desde ahí, trato de ser responsable. Cuido mucho qué muestro, cómo lo muestro. En general trato de decir “de menos” que “de más”.