Ciudad de México. El representante del Vaticano en México, Franco Coppola, señaló que la nunciatura envió denuncias de cuatro obispos mejicanos a sus superiores para que sean investigados como parte del intento de la Iglesia Católica para acabar con la pederastia clerical y su encubrimiento.

Coppola no aclaró de qué se les acusa, pero indicó que las decenas de denuncias que han llegado a un correo electrónico, habilitado recientemente por la nunciatura, son, mayoritariamente, por casos de encubrimiento.

La Santa Sede anunció ayer que dos altos investigadores –Charles Scicluna, arzobispo de Malta y secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y Jordi Bertomeu– estarán en la Ciudad de México del 20 al 27 de marzo y mantendrán reuniones con los obispos mejicanos, los superiores de las órdenes religiosas, y las víctimas que quieran hablar con ellos y a quienes garantizan total confidencialidad.

La misión del Vaticano, similar a otra que tuvo los mismos enviados a Chile en 2018, tiene lugar por la “gravedad” de la situación en el país, indicó Coppola, y porque México, al tener una gran presencia de la Iglesia Católica, puede convertirse en un modelo, bueno o malo, de cómo enfrentar los abusos sexuales.

Miedo y desconfianza

Asimismo, reconoció que hay desconfianza y “miedo”, ya que algunos de los que se han dirigido a él no dieron su nombre completo cuando le contactaron, pero confió en que todo aquel que quiera denunciar se anime a hablar.

Las víctimas mejicanas, sin embargo, se muestran escépticas.

“Los resultados de esta visita se deben medir exclusivamente a partir de hechos, de informes, porque ya estoy cansada de la simulación que opera a todos los niveles de la Iglesia”, dijo Biani López-Antúnez, víctima de un Legionario de Cristo que era director de una escuela en Cancún y que abusó sexualmente de ella entre los ocho y los 10 años.

México, el segundo país con más católicos del mundo, acumula desde hace décadas denuncias de abusos sexuales de sacerdotes y de su encubrimiento por parte de la alta jerarquía eclesiástica. También ha visto cómo en el último año nuevas víctimas, como López-Antúnez, levantaron la voz por delitos sufridos hace más de 20 años, dejando en evidencia las asignaturas pendientes de la Iglesia, que aunque dice apostar por una política de “tolerancia cero” sigue sin ofrecer justicia, reparación integral y garantía de no repetición.

La misión enviada a Chile supuestamente fue a investigar un sólo caso, pero regresó con 2.600 páginas de testimonios de más de 60 víctimas. Su trabajo provocó que el Papa pidiera perdón, que todo el obispado pusiera su cargo a disposición del pontífice y conllevó acciones judiciales.

El nuncio aclaró que no es la misma situación que en México, pero dijo que la intervención en Chile fue “muy eficaz”.

Dudas

Lo que aún no queda claro es cómo será la colaboración posterior entre la Iglesia de México y las autoridades civiles, ya que la jerarquía eclesiástica tiene el deber de informar a las autoridades competentes cuando hay un aparente delito. Lo único que dijo el secretario de la Conferencia del Episcopado mejicano, Alfonso Miranda, es que se habían reunido con el fiscal general, Alejandro Gertz Manero, para “que cada autoridad cumpliera con su deber, tanto las fiscalías estatales así como cada obispo en su diócesis”.

“Tiene que haber intervención de una autoridad externa que determine responsabilidades delictivas. Si es sólo la comisión eclesiástica, es muy difícil que suceda algo”, afirmó Alberto Athié, un exsacerdote mejicano que ha hecho campaña durante más de 20 años en nombre de las víctimas de abuso sexual clerical. En caso contrario, agregó, la misión del Vaticano podría quedarse en una muestra más de que la Santa Sede atiende el asunto, pero sin llegar hasta el fondo.

Por eso, Athié consideró imprescindible el interés de los legisladores mejicanos en que prospere una comisión de investigación independiente que se ha propuesto en el Senado –todavía sin fecha para su debate y votación– porque podría sistematizar la información, “reconstruir la verdad y turnar a las autoridades competentes a todos los responsables”, desde los abusadores a los encubridores. Miranda dijo que también la CEM había tenido encuentros con ellos.

El número de víctimas de abusos sexuales a manos de sacerdotes en México es una cifra negra.

La Conferencia Episcopal Mejicana dijo en enero que investigaba a 271 religiosos por abusos en la última década, pero no ofreció una cifra de víctimas.

Jesús Romero Colín, psicólogo y director de la organización no gubernamental Inscide, que atiende a víctimas de abusos sexuales –él mismo fue abusado por el párroco de su iglesia cuando tenía 11 años–, asegura que pueden ser miles.

“En mi caso, había 20 víctimas y yo solo denuncié. De 50 víctimas que hemos recibido en la organización, sólo se animaron a denunciar dos. Y hay sacerdotes que abusaron hasta de 100 o de 130 víctimas. Ese es el porcentaje’’, indicó. Otras organizaciones y expertos hacen cálculos muy similares.

*Agencia AP

Investigadores. El arzobispo Charles Scicluna y monseñor Jordi Bertomeu investigarán en México. (AP)