En una emotiva entrevista en el programa “Somos Nosotros” con Juan Terzaghi, el histórico militante peronista de Pergamino, Carlos Bonet, rememoró los sucesos del 29 de mayo de 1970, conocidos como el Pergaminazo. Este levantamiento popular en la ciudad fue una de las tantas manifestaciones que ocurrieron en casi todo el país para conmemorar el primer aniversario del Cordobazo.
Bonet explicó que el Cordobazo, ocurrido el 29 de mayo de 1969, fue una gran rebelión de obreros, estudiantes y militantes. Se insertaba en un contexto de crecientes protestas contra la dictadura militar, precedido por el Correntinazo y el Rosariazo, donde hubo estudiantes víctimas de la represión, como Cabral y Bello en Corrientes, y Blanco en Rosario, quienes se convirtieron en banderas para el movimiento estudiantil. El Cordobazo unió a las dos organizaciones sindicales antagónicas de Córdoba, lideradas por Agustín Tosco (Luz y Fuerza, combativa) y Elpidio Torres (el “vandorismo”, funcional a la dictadura), junto a los estudiantes que marchaban en solidaridad con los trabajadores y en reivindicación de sus compañeros caídos. La consigna que unía a estos sectores era “Obreros y estudiantes unidos y adelante”.
Al cumplirse el primer aniversario del Cordobazo en 1970, se convocaron marchas populares y actos en plazas y calles a lo largo del país para reivindicar esa lucha. En Pergamino, la convocatoria la hicieron los estudiantes secundarios. Bonet describió el panorama estudiantil, dividido entre un núcleo combativo militante, un sector ligado al intendente de facto Alberto de Nápoli a través del Consejo de la Juventud, y una gran cantidad de estudiantes aún indecisos.
La marcha estudiantil en Pergamino se convocó inicialmente a las 8 de la mañana en Plaza Merced, involucrando fundamentalmente a estudiantes del Colegio Nacional, Industrial y Comercial. Al llegar, encontraron la municipalidad rodeada de policía e infantería bajo el mando del comisario inspector Mataloni. Los estudiantes se replegaron hacia la Plaza Merced, cerca de la iglesia, buscando resguardarse. Con la llegada de más estudiantes, se decidió realizar la marcha planificada, cruzando Plaza Merced y siguiendo por calle San Nicolás hasta Avenida de Mayo. Además de “Obreros y estudiantes unidos y adelante”, coreaban “acción para la liberación”.
Durante la marcha, se integró el dirigente gremial Alejandro Giménez, secretario general del Centro de Vendedores de Diario (Canillitas). Bonet lo describió como un dirigente peronista muy combativo, que siempre estuvo preso durante las dictaduras por su militancia, y a quien Mataloni tenía “entre cejas y ceja”. Giménez era conocido por su valentía y sus apariciones en la revista opositora “Pergamino Entre 15 días”.
Mataloni envió policías para ordenar a Giménez que se retirara de la marcha, argumentando que era solo de estudiantes. Ante la negativa de Giménez a dejar de marchar, se le informó que quedaba detenido por orden del comisario Mataloni. Giménez se resistió al arresto, lo que provocó la inmediata reacción de los estudiantes presentes, incluyendo a su propio hijo (que asistía al Colegio Industrial), quienes comenzaron a reclamar su liberación. A pesar de las protestas, Cacho Giménez fue llevado a la comisaría.
Tras el arresto de Giménez, hubo un repliegue inicial de los manifestantes, pero luego retornaron a Plaza Merced. Durante gran parte de la mañana y la tarde, el centro de Pergamino se vivió como una “ciudad sitiada”, con la presencia de fuerzas de seguridad de la dictadura.
La represión se desató con gran intensidad: la policía e infantería llegaron con perros, armas y carros hidrantes. Se produjeron corridas, pedradas de ambos lados y nuevos detenidos.
El hecho más trascendente del Pergaminazo, según Bonet, fue la quema de un jeep policial en la esquina de San Martín y 25 de Mayo por parte de los manifestantes. Este acto intensificó aún más la reacción de las autoridades.
Además de Giménez, comenzaron a llegar a la comisaría otros presos políticos, dirigentes de la Coordinadora Intersindical de Pergamino. Esta coordinadora era vista como una continuidad local de la combativa CGT de los Argentinos (encabezada a nivel nacional por Raimundo Ongáro), que se enfrentaba duramente a la dictadura. Formaban parte de ella gremios como Vendedores de Diario, Luz y Fuerza y Gráficos. Entre los detenidos estaban Carlos Viglierchio (gráficos), Anselmo Susan (Luz y Fuerza, empleado de la cooperativa eléctrica), Felipe Ripa (socialista, peluquero), y Jorge Maieri (artista plástico y basquetbolista). También fueron detenidos numerosos estudiantes, como Ricardo Terrible, Rodolfo Charamán, Enrique Almao (primo de Carlos Bonet) y Roberto Dichara. En total, sumaban nueve o diez detenidos que quedaron a disposición de la justicia federal.
Dirigentes gremiales como Omar Lali y Pedro Bruno (Luz y Fuerza) y Raúl Raimundo (gráficos, intersindical) se acercaron a reclamar por la liberación de sus compañeros. Posteriormente, llegaron los abogados defensores. Por el peronismo, los compañeros Guillermo Ball Lima y Víctor Shelly; y por el radicalismo, Jorge Young y Horacio Jaunarena. Bonet destacó que eran “pesos pesados políticamente”.
La justicia federal ordenó el traslado de los detenidos a San Nicolás. Sin embargo, gracias a la “gran tarea” de los abogados defensores, todos los presos políticos fueron liberados antes de cumplirse los 10 días. Los estudiantes menores de edad, Enrique Almao y Roberto Dichara, fueron liberados incluso antes.
Carlos Bonet subrayó que el Pergaminazo, al igual que otras movilizaciones en el país ese día, formó parte de las luchas populares que comenzaron a hacer retroceder a la dictadura de Onganía. Casualmente, el mismo 29 de mayo de 1970, ocurrió otro hecho trascendente: el secuestro del exdictador Pedro Eugenio Aramburu por la organización Montoneros. Este evento, sumado a la presión de las movilizaciones, llevó a que Onganía fuera desplazado por el propio ejército a mediados de junio de 1970, dando paso a los generales Levingston y Lanusse en la presidencia de facto.
El entrevistado enfatizó que estas luchas populares, en las que participó Pergamino, pusieron “en retirada a la dictadura y abren ya la puerta para el retorno de General Perón a la Argentina después de 17 años de de exilio forzado y elecciones sin proscripciones para el 11 de marzo de 1973 que va a ganar el peronismo bajo la consigna Cámpora al gobierno Perón al poder”.
Al finalizar la entrevista, Bonet compartió reflexiones personales sobre la clandestinidad de aquellos años, las reuniones de compañeros y la dolorosa realidad de muchos de ellos que luego fueron desaparecidos. Agradeció la oportunidad de recordar estos “hechos que hicieron a la vida de del peronismo del país y de de nuestras vidas”. Juan Terzaghi remarcó la importancia fundamental de tener estas reflexiones en el programa y recordar a los compañeros que “se han jugado la vida en en situaciones tan complicadas como fueron las dictaduras militares”.