“Cuando esto pase, cuarentena mediante y tras una política fiscal y monetaria global exitosa, vamos a estar en un mundo distinto”. La apreciación, que mira más allá de la pandemia del coronavirus, pertenece a Leonardo Chialva, socio de Delphos Investment, quien asegura que la economía mundial será mucho más intervencionista y con menos espacio para el sector privado.

El especialista participó de una teleconferencia organizada por Dracma en una modalidad virtual que reemplazó los habituales desayunos presenciales.

También estuvo Agustín Arreguy, analista financiero de la firma cordobesa, quien aseguró que los números que ya se están viendo en el mundo hablan más de una depresión que de una recesión. “Los pronósticos de JP Morgan para Estados Unidos son de una caída de cuatro por ciento en el primer trimestre y de 14 por ciento en el segundo, para recuperarse luego y terminar con una baja de 1,5 en el año”, indicó.

Chialva analizó que, para la economía, este escenario es “una especie de 2008, mezclado con el 11-S (atentado a las Torres Gemelas en 2001), con algunas características de (la crisis de) 1930 que están tratando de evitar los gobiernos de países desarrollados”.

En este marco, recordó que, sólo en Estados Unidos, se van a inyectar 6,5 billones de dólares entre la política monetaria (Reserva Federal) y la fiscal (Tesoro) y otro tanto se está haciendo en Europa.

“Lo que hay que evitar es que el sistema financiero capitalista colapse, que las empresas y la gente no puedan devolver la plata a los bancos y el sistema quiebre”, dijo.

“Shocks” en trío

Para el analista de Delphos Investment, esta situación implica “un enorme riesgo de tres grandes shocks”.

El primero, el de deuda y emisión monetaria, generaría un “enorme cambio en los precios relativos porque se emitirán dólares, yuanes, euros”. Las monedas valdrán menos y eso, si el paquete tiene éxito, “debería reflejarse en mejores precios de activos como el oro y las acciones”.

El segundo impacto es un “shock a la globalización: por día volaban entre 20 millones y 22 millones de personas. Muchos países, como los europeos, que habían dejado de tener un rol industrial importante, tenían un gran aporte del turismo y eso va a cambiar”.

El tercero es el shock en “la productividad y eficiencia”. Las fábricas concentraban la producción en unas pocas plantas en Asia con alto nivel de productividad y ahora “se va a tener que diversificar geográficamente y reducir la eficiencia y los niveles de ganancia, lo que impacta en las compañías”.

“Lo que está en riesgo es el futuro capitalista tal como está diseñado. Va a cambiar, como cambió después de la crisis de 1930. Los políticos están en su salsa. Esto nos va a dejar un mundo muchísimo más intervencionista y menos globalizado. Con presión impositiva más alta, menor nivel de eficiencia y productividad, más asistencialismo”, aseguró.

Para inversores

En cuanto a sectores, el turismo, la industria aerocomercial y los países exportadores netos serán los más complicados a mediano plazo, como los europeos, mientras que economías más cerradas, como las de Brasil y de Argentina, lo sentirán menos.

Chialva recomendó apostar a un rebote de los mercados en el mediano y largo plazo, pero llamó a los inversores a apuntar a las acciones de empresas de buena calidad y de sectores que no estén en riesgo. Lo ejemplificó con el sector petrolero, en el cual sugirió a Petrobras, saneada en lo financiero, en lugar de YPF.

Arreguy, por su parte, remarcó que quienes ya tienen inversiones las mantengan, aun en este contexto. Recomendó invertir en cauciones bursátiles y fondos muy conservadores, en pesos o en dólares.

La deuda, al borde de un limbo

En medio de la emergencia sanitaria mundial por el Covid-19, Agustín Arreguy, de Dracma, sostiene que Argentina enfrenta ahora una menor demanda y menores precios de commodities, un menor precio del petróleo que deja a Vaca Muerta como inviable, y una aumento de la tasa de salida en caso de reestructuración de la deuda externa.

En este marco, advierte que la probabilidad de default (cesación de pagos) de la deuda en dólares tiene una alta chance. “Esto se va a usar como excusa para proponer una oferta de reestructuración muy agresiva y podríamos entrar en un limbo como en 2002 a 2005, sin resolver ni pagar nada. Aunque esto traería muchos inconvenientes; no veo al Gobierno muy incómodo con esto”, aseguró.

Leonardo Chialva, de Delphos Investment coincide con esa visión de qué puede ocurrir con la negociación de la deuda.

“Los bonos argentinos son activos de muy mala calidad. Cuando hay cosas mucho más atractivas en el mundo que bajaron un 50 por ciento de precio, los inversores prefieren focalizarse en ellas. Es muy probable una propuesta hostil, que no sea aceptada por acreedores y quedemos en un limbo peleándonos con los acreedores y los buitres”.

Incertidumbre. Los mercados, a merced de la volatilidad que genera la pandemia. (AP)