Al anunciar el jueves por la noche el aislamiento “preventivo y obligatorio” para reducir la expansión de la pandemia de coronavirus, el presidente Alberto Fernández reconoció que esta medida tendrá consecuencias económicas.

Según un informe elaborado por el economista Jorge Day, del Instituto de Estudios (Ieral) de la Fundación Mediterránea, son tres los vientos en contra que están soplando al mismo tiempo a la economía del país, en un contexto que marca ya casi dos años de recesión en Argentina. 

Mercado interno. “El coronavirus impacta negativamente de dos maneras: disminuye la capacidad productiva del país (menos personas trabajan, y posiblemente la productividad se resienta, al no trabajar en su lugar habitual), y por pánico, los consumidores reducen su gasto en ciertos productos, especialmente aquellos cuyo consumo se puede postergar (autos, línea blanca, ropa)”, describe Day. 

Mercado externo. “Usualmente, ante una crisis interna, el mercado externo brinda una mano. No es el caso actual, porque el impacto de la epidemia es mundial, y es incluso peor en otros países. De esta manera, es probable que se reduzca el comercio internacional, no sólo en cantidad sino también en menores precios”, añade el investigador. 

Un ejemplo es la soja, que está en uno de sus peores valores de los últimos 15 años. Lo mismo el petróleo, que tras el derrumbe de las últimas semanas, se hacen inviables las inversiones en Vaca Muerta.

También esta caída de la economía global impacta en un menor flujo de turismo internacional.

Finanzas. “Y por si fuese poco, tampoco podrá contarse con el auxilio estatal. El coronavirus perjudica a las finanzas gubernamentales por dos vías: eleva el gasto público en salud y por asistencia a sectores vulnerables, y reduce la recaudación impositiva, por menor actividad y por mayor morosidad”, completa Day. 

Sobre este punto, recuerda que Argentina ya viene acumulando una importante recesión que reduce la recaudación, en medio de un período electoral relevante en el que se incrementó el gasto público.  

En conclusión, “la epidemia llega en un muy mal momento de las finanzas públicas. Y a eso, se agrega la amenaza del default, que implica una casi nula probabilidad de acceder a financiamiento vía deuda”, resume el economista.

Por regiones

Bajo este panorama, Day analiza cómo podría comportarse la economía de las principales regiones argentinas. 

Según su evaluación, la más afectada sería la Patagonia, por su dependencia del petróleo. “Desde fines del año pasado había una merma de actividad en la zona más dinámica, Vaca Muerta que, con estos bajos precios, agravará su situación”, menciona.

Además, es también una de las zonas más visitadas por turistas extranjeros, lo que añade un problema adicional. Y también varias jurisdicciones patagónicas son las que están con peor estado en sus finanzas.

En lo que respecta a Córdoba, no es ajena a la situación crítica aunque el daño que podría sufrir asoma menor que el de las jurisdicciones del sur.

Es una de las provincias con mayor participación de las exportaciones sobre su PBI, pero depende más de los granos que, si bien han caído, lo han hecho en menor magnitud que el petróleo. 

En cuanto al turismo, la proporción de visitantes extranjeros es baja sobre el total de la actividad, es baja.

En relación a las finanzas, si bien los datos al tercer trimestre del año pasado muestran un importante déficit fiscal, no es tan grave como el de varias provincias del norte en las que, además, el sector público tiene mayor peso dentro de la economía. 

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CONSUMO. Los comercios que venden bienes durables serán unos de los que más sufrirán esta crisis. (Imagen ilustrativa/LA VOZ)