En los primeros meses del nuevo gobierno municipal de la ciudad de Córdoba, varias mujeres posicionadas en lugares estratégicos de la administración y de los gremios vinculados a prestaciones comunales protagonizaron pulseadas importantes por los recursos en conflictos por los servicios públicos. La irrupción de mujeres a uno y a otro lado de las discusiones es una novedad.

Del lado de la Municipalidad, la secretaria general, Verónica Bruera, tiene a su cargo el ordenamiento de la planta municipal y lleva adelante la relación con un actor decisivo: el Sindicato Único de Obreros y Empleados Municipales (Suoem), dirigido por otra mujer, Beatriz Biolatto.

Bruera y Biolatto mantienen negociaciones permanentes, y siguen enfrentadas –aunque la protesta gremial nunca fue generalizada y bajó sus decibeles en los últimos días– por la caída de contratos en el Palacio 6 de Julio.

Biolatto reclama la reincorporación de unos 30 contratos a plazo que finalizaron; y Bruera mantiene su posición, lo que generó más de una semana de ruidosas asambleas en las reparticiones municipales.

El otro espacio clave de negociación que está en manos de una mujer es el Ente de Servicios y Obras Públicas (Esop), timoneado por Victoria Flores. El ente es el principal empleador de los afiliados al poderoso sindicato de recolectores (Surrbac) y el espacio donde quedaron ubicados la conducción gremial y la plana mayor de los organismos asociados al emporio que lideran los detenidos Mauricio Saillén y Pascual Catrambone.

Desde el Esop, no desmienten que el debut de Flores incluyó jornadas a los “codazos” para quitarle poder al gremio. Las nuevas directivas de la exconcejala peronista derivaron, semanas atrás, en una protesta que dejó varios días de acumulación de basura en las calles. Ese conflicto fue superado.

En tanto, Carla Esteban, secretaria general de UTA, se plantó con un paro de 24 horas en enero por el pago del aumento de salarios del 18,3 por ciento acordado en paritarias y un anticipo de sueldo establecido por convenio. La dirigenta puso en vilo el sistema una vez más el jueves, cuando anunció un “paro a la japonesa” en reclamo por el depósito de los sueldos de febrero, y que horas más tarde se destrabó.

Movido

En la larga jornada del paro del 22 de enero, Esteban fue la única mujer que pasó horas negociando en una larga mesa encabezada por Llaryora. El conflicto no se destrabó hasta que ella dio la orden de que salieran los colectivos, lo que ocurrió luego de que el municipio y la Provincia pusieron el dinero para solucionar el conflicto por el no pago del 45 por ciento del sueldo de los choferes.

“El intendente se puso a la cabeza del conflicto con buena fe y todas las energías para destrabarlo, puso la plata no sólo del vale, sino de la nueva escala de la diferencia de diciembre más el SAC (aguinaldo), por lo que mis compañeros cobraron todo el día 24”, reconoció la dirigenta sindical después de la medida de fuerza.

El jueves pasado, Esteban interrumpió sus vacaciones en Punilla cuando las empresas Ersa, Aucor y Coniferal le comunicaron que no depositarían los salarios por falta de subsidios. Esteban llegó a las 13 a la sede de UTA, en calle Vélez Sársfield, se reunió con la comisión directiva del gremio y a las 13.30 dio una conferencia para anunciar un “paro a la japonesa”, que finalmente no sucedió. A las 17, los empresarios confirmaban la llegada del dinero de la Nación.

El viernes 24 de enero, los trabajadores de las empresas Lusa, Urbacor, LAM y el Esop dejaron de recolectar la basura –lo que generó acumulación de residuos en toda la ciudad– por la fricción que se generó con Flores por el manejo del ente municipal.

Un gerente obrero fue sancionado por Victoria Flores luego de que este se negó a entregar claves cruciales para el sistema de liquidación de sueldos. Hasta ese viernes, los salarios de los recolectores de ese ámbito eran retocados por el propio gremio.

Flores no logró que el gremio entregara las claves y finalmente ordenó el reseteo del sistema para tomar el control sobre las liquidaciones salariales. También ordenó actualizar el sistema de ingreso al Esop. Finalmente, incorporó el reconocimiento facial y los problemas con los gerentes del Surrbac fueron en escalada.

La titular del Esop fue al Ministerio de Trabajo a presentar recursos y el apriete se frenó con la amenaza de declaración de ilegalidad de la medida adoptada por el sindicato. Esto posibilitó sacar las toneladas de basura acumuladas.

La otra pulseada que aún no tiene fecha de resolución será la de Biolatto y Bruera, que seguramente se acrecentará en el debate por los salarios de marzo. “No le gusta dialogar demasiado”, dicen desde el gremio al hablar de la funcionaria. Relatan que en varias oportunidades Biolatto se tuvo que ir de la mesa con las manos vacías.

Si bien el Suoem logró que el municipio retrotrajera la situación de contratos caídos en la gestión Llaryora, el límite llegó a los últimos 30, lo que desató un continuado de asambleas. No obstante, ambas partes aseguran que las negociaciones nunca se interrumpieron.

Alejandra Torres, el respaldo de los cambios

Encabeza el proceso de digitalización en el municipio.

Desde la Secretaría de Planeamiento, Modernización y Relaciones Internacionales, Alejandra Torres conduce el proceso de migración digital de la Municipalidad de Córdoba, una de las apuestas más fuertes de Martín Llaryora. También el proceso de desburocratización de la gestión. En la práctica, la funcionaria cumple un rol de mediación permanente para lograr que los cambios cuenten con el apoyo y la participación del personal municipal: aunque no participa de la discusión gremial, su rol es de apoyo en muchas de las negociaciones en curso.

Beatriz Biolatto. Titular del Suoem. (La Voz)