Las crisis suelen ser el momento oportuno para mostrar unidad, solidez. Sin embargo, esto no ocurre con la
Unión Europea
, cuyos líderes siguen sin ponerse de acuerdo con los términos del rescate para las economías dañadas por el coronavirus.

De hecho, tras la reunión de este viernes, lo único concreto que se acordó fue volver a reunirse a mediados de julio. 

En su propuesta dada a conocer en mayo, la Comisión Europea planteó un fondo de recuperación de 750 mil millones de euros, dividido en subsidios (500 mil) y préstamos (250 mil), y un presupuesto para la UE en el período de 2021 a 2027 de 1,1 billones de euros. 

Tras cuatro horas de reunión por videoconferencia, no pudo conseguirse la unanimidad necesaria para dar curso al plan inédito en la historia.

“Los líderes acordaron unánimemente que la gravedad de la crisis justifica una respuesta común ambiciosa que combine solidaridad, inversiones y reformas”, dijo la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Según trascendió, hay consenso en que la Comisión utilice el presupuesto comunitario para emitir deuda en los mercados para financiar el fondo de recuperación. Sin embargo, hay divergencias sobre el tamaño global del presupuesto de rescate, sobre la proporción de subvenciones y préstamos, y también sobre los criterios para distribuir el dinero o las condiciones para recibirlo.

Tampoco hay acuerdo en los descuentos que algunos estados miembro tendrán en su contribución al bloque.

La discusión sobre el plan de rescate se da en un momento crítico de las economías del bloque por el parate producto de la pandemia. Este viernes se conoció que el endeudamiento público del Reino Unido se disparó a un récord de 213 mil millones de dólares, como consecuencia de que la deuda superó la producción económica por primera vez en más de 50 años.

A fines de mayo, la deuda pública de la segunda mayor economía de Europa fue del 100,9% respecto de su producto interno bruto (PIB) y por primera vez desde 1963 supera esa brecha.

El Reino Unido llegó a ese nivel después de que el Gobierno se endeudara en 61.272 millones de euros el mes pasado, una cifra nueve veces mayor que la alcanzada en mayo del año pasado y la más alta desde 1993.

Gobiernos críticos

Los países más críticos –y, a la vez, los que mejor se encuentran financieramente– son Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca. “Los países que utilicen el fondo de recuperación tendrán que poner las cosas en orden en sus economías internas, para no tener que volver a usarlo en caso de una crisis futura”, advirtió el primer ministro holandés, Mark Rutte, quien se mostró escéptico sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo en las próximas semanas.

“Nadie quiere que nos tome mucho tiempo. Darse prisa podría ayudar, pero en este debate, (acordar) el contenido es fundamental… Tampoco creo que sea devastador si no hay acuerdo a mediados de julio”, subrayó Rutte.

En la vereda opuesta, los líderes de España, de Francia, de Italia y de Alemania, entre otros, ven con buenos ojos la propuesta de Bruselas. 

“Cuanto más tiempo perdamos, más profunda será la recesión”, señaló el jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez. “Lo que está en juego aquí es el futuro del proyecto europeo. Sin un acuerdo, todos perderemos”, advirtió.

Sánchez apuntó que el paquete de medidas “es una oportunidad para transformar y reformar las economías europeas acelerando su digitalización y la transición ecológica”, por lo que hizo un llamado a superar las diferencias “y a tratar de encontrar un terreno común que envíe una señal en la misma dirección”.

En tanto, la canciller alemana, Angela Merkel, sostuvo que todos los miembros de la UE están de acuerdo con que es necesaria una emisión de deuda común para financiar el histórico plan de reconstrucción.

Merkel, quien al igual que Sánchez pidió que no hubiera demoras en el acuerdo, advirtió: “No es exagerado decir que nos enfrentamos al mayor desafío económico de la historia de la Unión Europea”.

Para salvar las distancias que separan a los estados, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, quiere “acelerar” las negociaciones en los próximos días con la presentación de “propuestas concretas” hasta la cumbre que convocará “a mediados de julio” en Bruselas de forma presencial, algo que muchos consideran fundamental para llegar a un acuerdo.

Para ello se necesitan la unanimidad de los Veintisiete y, después, el visto bueno de la Eurocámara y la ratificación de algunos parlamentos nacionales para que el dinero empiece a llegar a las arcas nacionales en 2021.

“Será difícil y no subestimo la tarea, pero hoy he percibido una fuerte voluntad política común para comprometerse, lo que es muy positivo”, dijo Michel.

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