El Vaticano admitió hoy la preocupación por sus finanzas, en medio de la crisis por el coronavirus que podría triplicar su déficit de 2020, pero negó la posibilidad de un posible default.

“El Vaticano no corre el riesgo de un default. Esto no significa que no debamos afrontar la crisis tal como es”, aseveró el sacerdote Juan Antonio Guerrero Alves, máximo responsable de la Economía vaticana, en una entrevista con la prensa oficial de la Santa Sede.

Las declaraciones de Guerrero se dan luego de que se conociera que el déficit calculado por el Vaticano para 2020, de unos 53 millones de euros, puede hasta triplicarse por la pandemia.

“Ciertamente tenemos años difíciles por delante. La Iglesia cumple su misión con la ayuda de las ofrendas de los fieles. Y no sabemos cuánta gente puede donar” debido a la pandemia, dijo Guerrero con preocupación.

En ese marco, planteó: “Precisamente por este motivo debemos ser sobrios, rigurosos. Debemos gestionar con la pasión y diligencia de un buen hombre de familia. Hay tres cosas que no se discuten, ni siquiera en este momento de crisis: los salarios de los trabajadores, la ayuda para personas en dificultades y el apoyo a las iglesias necesitadas”.

“Ningún recorte afectará a los más vulnerables. No vivimos para ahorrar presupuestos. Tenemos fe en la generosidad de los fieles”, agregó.

Con los Museos Vaticanos, que generan más de 400.000 euros al día de ingresos por sus 27.000 visitantes diarios que pagan una entrada de 17 euros, aún cerrados, además de la restricción de las donaciones, Guerrero admitió que el déficit de las cuentas vaticanas podría aumentar severamente.

“Hemos hecho algunas proyecciones, algunas estimaciones. Las más optimistas calculan una disminución de los ingresos en torno al 25%. Las más pesimistas alrededor del 45%”, agregó el prefecto de la secretaría para la Economía, designado en 2019 por el papa Francisco.

En ese marco, el sacerdote jesuita explicó que en los últimos cinco años los ingresos del Vaticano rondaron los 270 millones de euros anuales, y las salidas fueron en torno a los 320 millones por año, con un déficit “que ha oscilado entre los 60 y los 70 millones de euros”, añadió.

De todos modos, Guerrero planteó que el Estado más pequeño del mundo “no tiene como objetivo las ganancias”.

“Cada Dicasterio, cada ente, cumple un servicio, y cada servicio tiene sus costos”, concluyó.

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