Las agencias de inteligencia de Estados Unidos han determinado que el nuevo coronavirus “no es artificial ni genéticamente modificado”, pero dicen que siguen estudiando si los orígenes de la pandemia se remontan al contacto con animales infectados o a un accidente en un laboratorio chino.

La Oficina del Director Nacional de Inteligencia, que concentra la información de la red de agencias de espionaje, emitió el comunicado en momentos en que el presidente Donald Trump y sus aliados promueven la hipótesis, aún infundada, de que un laboratorio de enfermedades infecciosas en Wuhan, el epicentro de la epidemia en China, fue el origen de la pandemia global que ha matado a más de 220.000 personas en todo el mundo.

Últimamente el gobierno de Trump ha elevado el tono de la retórica contra China, adversario geopolítico y a la vez socio comercial crucial, al que acusan de no haber actuado con rapidez suficiente para detener la propagación del virus que provoca el COVID-19 y llamar las atención del mundo sobre el brote.

“La Comunidad de Inteligencia coincide con el amplio consenso científico de que el virus del COVID-19 no fue fabricado ni modificado genéticamente por el hombre”, dice el comunicado. “La CI seguirá estudiando rigurosamente la información de inteligencia que siga surgiendo para determinar si el brote comenzó debido al contacto con animales infectados o si fue el resultado de un accidente en un laboratorio en Wuhan”.

Imagen ilustrativa (DPA/Archivo).