Los años pasan, los chicos crecen pero Don Zoilo, aquel reconocido gaucho que con sus animales visitaba cada escuela, sigue presente. Aunque la cuarentena le imposibilitó seguir yendo a los colegios, el gaucho es tan moderno que decidió armar su propio canal de YouTube con una saga ambientada en la pulpería de Zoilo.

Los orígenes de este personaje datan de hace más de 25 años en Misiones, donde Gabriel Almeida, el alter ego de Zoilo, estaba estudiando ingeniería forestal y además, ejercía como profesor de matemáticas en una escuela secundaria. Allí, Gabriel organizó una fiesta por el Día del Niño con el centro de estudiantes de su facultad e invitaron a barrios carenciados de la zona, a quienes recibieron con chocolatada, juegos y títeres. 

“Ese día agarré un títere por primera vez en mi vida. Ahí nace mi incursión en el mundo del arte. Me gustó mucho, me enamoré de ese contacto con el público”, cuenta Gabriel en diálogo con VOS. Sin saberlo, esa fue la génesis de lo que años más tarde cobraría vida como Zoilo.

“Salió tan bien que la Subsecretaría de Cultura de Misiones nos contrató para ir a lugares muy perdidos en la selva, sin luz, y hacíamos las funciones a garganta pelada”, recuerda. De aquella provincia salió convertido en titiritero, pasó por Mar del Plata y llegó a su Córdoba natal, donde hizo base y nace Don Zoilo como títere.

El personaje fue mutando, inclusive en un momento llegó a ser un muñeco de casi tres metros de altura. Luego Gabriel quiso ponerle el cuerpo con máscara y poncho, y así fue como siguió recorriendo canales de televisión, escenarios, con temporadas de verano en Córdoba, giras por el país y Uruguay. Tampoco faltaban las escuelas por visitar, que fue uno de los ámbitos donde más fuerte pisó el gaucho. 

A donde iba, Don Zoilo se ganaba el cariño de chicos y grandes. Juntó tanta cancha en escena como anécdotas para contar y una de las que eligió para compartir con VOS se relaciona con una pregunta que quizás muchos se hicieron alguna vez: ¿Cómo hacía para aguantar el calor con tremendo disfraz?. 

Entre risas, Gabriel relata que como las funciones eran intensas a veces le faltaba el aire: “Entonces se me ocurre la brillante idea de conseguirme un tubito de oxígeno, esos que son de uso hospitalario”, comienza.

“Pensé ‘si yo me pongo el tubo debajo del poncho con una manguerita que me largue oxígeno y vaya hacia la máscara, listo. Voy a ser Gardel y Lepera juntos’. Pero, la cosa es que yo hice todo por motu proprio”, cuenta con picardía.

El tubo tenía incorporado botones con diferentes niveles de oxígeno, según explica. “Comencé la función en el uno y me sentí bárbaro. A medida que subía la acción y la temperatura, me sentía más necesitado de aire, así que subí al dos y ya cuando estaba en el tres me agarró un mareo tan terrible que me agarré de la escenografía”, continúa.

“Siguió la función, desconecté todo el manguererío sin que nadie me viera  y volví a la normalidad. Al tiempo le pregunté a un médico y me dijo ‘¿cómo vas a hacer eso? es oxígeno puro, se produce una superoxigenación en la sangre y te mareas’. Claro, casi me voy de nuca. Pero fue muy gracioso”, dice entre carcajadas.

Un gaucho moderno

Según cuenta Gabriel, desde hace cinco años se alejó de la televisión y se abocó de lleno a las funciones en escuelas con su hijo Jeremías, quien se disfraza de la famosa vaca de Zoilo. “Hasta que nos agarró la pandemia. Ahí chau Zoilo, no pudimos hacer más”, confiesa. 

La pandemia lo llevó a probar nuevas tecnologías con un canal de YouTube, donde de a poco sube capítulos de las aventuras de Don Zoilo en su pulpería. La escenografía la rescató de sus comienzos en la tevé en el año 2000 con Cheché chicos, donde co-conducía el programa con María José Caudana. 

En su casa, Gabriel acondicionó toda una habitación para filmar los capítulos y darle vida no solo a Zoilo sino también a la vaca, el perro, el gallo y a Yolanda. “El perro es muy gracioso, es un personaje que está aprendiendo a hablar, entonces no se le entiende”, adelanta. “La Yolanda reflota con estos videos, tiene una voz particular esa Yolanda, tiene mi voz”, bromea. Todos los personajes aparecen en esta ocasión en forma de títeres, ante la imposibilidad de grabar con otras personas por la cuarentena.

También tiene su lugar el Super Zoilo: “Se transforma ante cualquier situación que hay que solucionar. Una suerte de héroe de nuestras tierras y su arma letal es la alpargata con poderes oloríficos”, cuenta con humor como adelanto. “Son historias continuadas. Don Zoilo en sí es un personaje del campo pero también es un personaje globalizado porque le gusta la modernidad, lo actual. Se juega mucho con eso en los capítulos, va descubriendo cosas extrañas como el ascensor”, dice.

Gabriel también cuenta que está estudiando la licenciatura en psicología en la UNC, por lo que entre el aula virtual de las materias y la edición de los videos, pasa alrededor de 14 horas frente la computadora. “Salgo y estoy pálido, no tengo sol”, bromea. Pero asegura que está muy contento con todo lo que está haciendo y que tiene buenas expectativas con este nuevo proyecto online. “Vamos a ver cómo nos va en el futuro. La imaginación es infinita, da para un montón de cosas y creo que nos va a ir bien”, concluye. 

Compartimos el primer capítulo de esta saga, los demás se pueden encontrar en el canal
Don Zoilo y sus amigos

Volviendo a las raíces. Zoilo comenzó siendo un títere y en esta ocasión, reflota para la inauguración de su canal de YouTube. (Foto: gentileza Gabriel Almeida)
En el ámbito escolar, Gabriel le pone el cuerpo al personaje y se disfraza de Don Zoilo. (Foto: Archivo/La Voz)
“El Perro” es uno de los personajes presentes en la saga online de “Don Zoilo y sus amigos”. (Foto: gentileza Gabriel Almeida)
Volviendo a las raíces. Zoilo comenzó siendo un títere y en esta ocasión, reflota para la inauguración de su canal de YouTube. (Foto: gentileza Gabriel Almeida)
En el ámbito escolar, Gabriel le pone el cuerpo al personaje y se disfraza de Don Zoilo. (Foto: Archivo/La Voz)
“El Perro” es uno de los personajes presentes en la saga online de “Don Zoilo y sus amigos”. (Foto: gentileza Gabriel Almeida)