Posiblemente, una de las últimas cosas que se esperaban de Graciela Alfano era que le guste el animé. Y sin embargo, la Grace derribó ese preconcepto en un solo tuit, cuando recomendó Parasite, animé de 2014 que se estrenó el viernes en Netflix. Más aún, cuando fue contestando una por una los específicos comentarios que le dejaron como respuesta los fans del género. 

Hay una razón para que el animé y Alfano juntos sean una idea extraña o sorprendente. Las series animadas japonesas, a pesar de ser cada vez más populares, aún están catalogadas dentro de los gustos raros y hasta ligeramente cuestionables, que se salen de lo establecido y se asocian a personas más de corte nerd, con pocas habilidades sociales, idea que además lleva junto preconceptos sobre la apariencia y el comportamiento de esas personas.

Mientras que ser fan acérrimo de Game of Thrones o Westworld está bien, no es lo mismo ser fan de un animé aun si presenta una historia parecida. Se salen de esa norma los más populares como Sailor Moon o Dragon Ball Z. 

Alfano ni siquiera recomendó un animé que sea parte del mainstream, aquellos que como Death Note están más consolidados y que ya llevan su tiempo en una plataforma como Netflix. Más allá de la explicación del párrafo anterior, cabe preguntarse por qué otras razones le negamos de antemano a Grace la capacidad de disfrutar y hasta ser experta en el animé. 

Que lo sea, causa tanta sorpresa como cuando contó que estudió ingeniería o como cuando Luciana Salazar empezó con sus tuits políticos. Incluso, la pone en la misma situación de duda y cuestionamiento en la que se puso a Salazar, con la diferencia de que el animé importa mucho menos en Argentina que la política. 

Cómo es Parasite

Como bien señaló Grace, Parasite es un animé basado en el manga (comic japonés) que creó Hitoshi Iwaaki entre los 80 y 90. Fue llevado a la pantalla hace seis años y ahora llegó a Netflix. Es una historia de ciencia ficción y horror que abre el lugar a planteos filosóficos. 

Parasite comienza con el adolescente Shinichi Izumi, que se despierta una noche a causa de un extraño parásito con apariencia de gusano, que intenta meterse en su oreja y luego su nariz y que termina haciendo un agujero en su mano y tomando dominio de su brazo derecho. 

Una vez que Shinichi logra superar su asco y su horror, empieza a aprender más de Migi (mano derecha en japonés) mientras que Migi empieza a aprender del mundo humano y de sí mismo. Al mismo tiempo, otros parásitos invaden otros cuerpos humanos con más éxito que Migi. Logran llegar al cerebro y empujan a sus lobotomizados humanos a alimentarse de otros humanos: los parásitos son caníbales. El argumento se irá complejizando cuando aparezcan en juego otros parásitos que tienen más objetivos que sólo alimentarse. 

A medida que la historia avanza, se abren lugar a cuestionamientos acuales, relacionados con el especismo y el rol de los humanos en la Tierra. Shinichi lanza frases como “los animales que más se parecen a los demonios son los humanos” y pronto empieza a dudar de porqué salvar a una humanidad preocupada por los asesinatos que empiezan a ocurrir en todo el mundo mientras que no se preocupa por devorar sin más a cuanta especie quiera. 

Por su parte, Migi le dice que al menos su especie (los parásitos) sólo devora a los humanos y a lo sumo alguna más, sin arrasar con toda vida en la tierra. Además, por momentos tira líneas de cuestionamiento en otros sentidos: “acabo de recordar que los humanos son los únicos animales extraños que se suicidan” o “sacrificar a los demás para protegerse a uno mismo: así es la supervivencia”. 

Parasite explora así temáticas ya antes abarcadas en la ficción, como hizo, por dar un ejemplo, The Host, la novela de Stephenie Meyer del 2008 y que lamentablemente fue mucho menos popular que la otra creación de la autora, Crepúsculo. En algunos puntos, se acerca a la estética y argumento de Tokio Ghoul, otro animé consagrado. 

Sin embargo, su estética plana y las desagradables y ridículas escenas de fanservice le restan, y obligan a redoblar la atención para continuar con la historia. 

Otaku Grace

El tuit le valió a Alfano el mote de Otaku en la red. Otaku es una palabra que se usa para referirse a los fans del animé de modo normalmente despectivo, pero que ahora tomó un tono que no se le suele dar en Twitter: a Grace se lo dijeron con cariño, con gracia, como un honor. 

Ahora, la diva exhibe en su Instagram un montaje de su rostro en el cuerpo de Serena Tsukino, la protagonista de Sailor Moon, al lado de los montajes que la muestran abrazada a Brad Pitt o parada al lado de Einstein. Con humor, naturalidad y respeto, Graciela Alfano acerca el consagrado mundo de la farándula al menos popular del animé, y se convierte un día más en trending topic con público renovado. 

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